Parapetado en el mismo discurso de siempre, intentado reducir trascendencia al evento al que estaba asistiendo y rechazando responder preguntas, el presidente cubano Raúl Castro ha dado con su comparencia pública por la visita de Obama un poco más de la dosis de siempre, que repite la vetusta y anquilosada retórica de antaño, ya anunciada en el editorial de Granma de hace unos días.
Sin embargo, aún cuando no haya transcurrido un saludable tiempo para distanciarse y procesar todos los eventos que desde este domingo se están sucediendo, algunas de las pocas frases que pronunció el presidente cubano en su rueda de prensa de hoy no pueden pasarse por alto, donde Castro, ante una pregunta de un periodista y en tono desafiante, ha pedido que le presenten una lista de presos políticos en la Isla -presos humanos como dijera inicialmente, tras un lapsus que le ha llevado a fusionar presos políticos con derechos humanos- y ha llegado a prometer que los liberaría esa misma noche de existir realmente.
"Dame la lista ahora mismo de los presos políticos para soltarlos", dijo Raúl Castro al responder a una pregunta sobre ese asunto en la conferencia de prensa que ofreció en La Habana junto al presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
Seguramente, se recurrirá a algún tecnicismo o rejuego retórico para disfrazar la realidad, pero las manifestaciones y arrestos del lunes son reales y, según el propio Elizardo Sánchez, presidente de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, existen al menos 80 presos políticos en la Isla.
¿Por qué es errónea, para Raúl, la postura política para abordar el tema de los derechos humanos? ¿Por qué un político repele el tamiz político a la hora de afrontar un asunto de tanto calado social? ¿Por qué una vez más se lanzan balones fuera y se pone la mirada en otras zonas en lugar de analizar la propia?
¿Cuáles son los 14 instrumentos para medición del cumplimiento de los derechos humanos -de los 61 establecidos internacionalmente- qué Cuba no cumple? ¿Acaso no va siendo hora de dejar hablar de los derechos a la educación y la salud y hablar, precisamente, de esos que se reconoce no cumplir?
Más allá de los protocolos no cumplidos, de los a veces demasiado oportunos fallos en las transmisiones en directo, del feo gesto final que tantos gifs y memes se ha ganado, son declaraciones como estas, evasiones como estas y preguntas no respondidas como estas las que deben motivar al debate y las que deben acaparar la atención de los cubanos y del mundo que sigue a pie juntillas la primera visita de un presidente norteamericano a Cuba en casi 90 años.
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