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El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, abrió la segunda jornada de su histórico viaje a Cuba con una ofrenda floral al Apóstol y Héroe Nacional, José Martí, en el monumento a su nombre ubicado en la Plaza de la Revolución de La Habana.
Acompañado por el vicepresidente del Consejo de Estado Salvador Valdés Mesa; el secretario de Estado de EE.UU John Kerry; el embajador de Cuba en Washington José Ramón Cabañas; así como por Josefina Vidal, directora de Estados Unidos en la cancillería cubana, Obama recorrió los exteriores del Memorial y ofreció declaraciones a la prensa, para luego conocer las distintas salas del museo.
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“Es un honor rendir tributo a José Martí, quien dio la vida por la independencia de su pueblo. Su pasión por la libertad y su autodeterminación vive en la gente de Cuba hoy”, escribió Obama en libro de invitados del Memorial, espacio que acoge algunos de los más importantes registros históricos sobre la vida y obra del Apóstol cubano.
Culminado el homenaje, donde fue fotografiado con la imagen del Che a sus espaldas, Obama se dirigió al Palacio de la Revolución y se convirtió en el primer mandatario estadounidense en pisar tan importante recinto. En el Palacio se escucharon, por primera vez en la historia de ambas naciones, las notas del himno nacional de los EE.UU y se vio ondear la bandera de barras y estrellas.
Mientras tanto, la Primera Dama Michelle sostuvo un encuentro con jóvenes y estudiantes cubanas en la Fábrica de Arte, como parte de las acciones previstas para la promoción de su programa educativo con enfoque de género “Let Girls Learn” (Dejemos que las niñas aprendan).
En la tarde, el presidente Obama realizó la programada declaración conjunta en el Palacio de la Revolución junto a su homólogo cubano. En el encuentro con la prensa internacional se trataron temas bilaterales de gran importancia, desde los intercambios culturales y educativos, hasta el embargo económico y los derechos humanos.
El momento fue cuestionado intensamente por los medios internacionales, debido a la polémica actuación del mandatario Raúl Castro, quien se rehusó a contestar más de una pregunta y desafió a los periodistas para evitar interrogantes relacionadas con las violaciones a los derechos humanos en la isla.
Por su parte, el presidente Obama confió en el fin del embargo y también en que el cambio llegará a Cuba, pero sólo de las manos de los propios cubanos.
Posteriormente, el mandatario norteamericano se reunió con la prensa y emprendedores cubanos en los antiguos Almacenes del Puerto de La Habana, donde mantuvo una conversación amena y jovial con varios cuentapropistas de la isla.
Durante el encuentro, Obama exhortó a los jóvenes a realizar sus sueños y a empezar un negocio, pues “el futuro económico de Cuba está en sus emprendedores”. “Los jóvenes con ideas no deberían tener restricciones”, acotó.
La jornada culminó con la cena protocolar, ofrecida por el gobernante Raúl Castro a los Obama en el Palacio de la Revolución. Cerdo al estilo tradicional, plátanos fritos y una orquesta cubana fueron el plato fuerte de la histórica velada.
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