Vídeos relacionados:
José Martí, quien nos legó una encomiable práctica periodística, afirmó:
El periódico es una espada y su empuñadura la razón. Solo deben esgrimirla los buenos, y no ha de ser para para el exterminio de los hombres, sino para el triunfo necesario sobre los que se oponen a su libertad y progreso.
Lo más leído hoy:
Martí supo que ejercer el criterio implicaba agitar un látigo con un cascabel en la punta, generar un efecto llamada con el fin de despertar conciencias y censurar lo mal hecho.
Pero sucede a veces que allí donde unas noticias vuelan, otras permanecen en un discreto segundo plano, y así le pasó a un artículo publicado el pasado 24 de marzo en el periódico Tribuna de La Habana titulado “Negro, ¿tú eres sueco?”, que se perdió por un momento en la marea de voces críticas que en el ámbito oficial de la Isla supuso la breve, pero punzante, visita de Barack Obama a Cuba.
Sin embargo, la certeza con que Fidel Castro en sus “reflexiones” aseguraba que “la discriminación racial fue barrida por la Revolución”, levantó la polvareda sobre un artículo que ha servido para demostrarle a Fidel que no, no fue barrida, y que la discriminación racial en Cuba fue disimulada debajo de la alfombra.
¿Y qué pasó luego? Pues que en las últimas horas varias voces críticas se han hecho eco del creciente rechazo hacia ese ofensivo juego de palabras sobre “hacerse el sueco” y Barack Obama, que ya resultaría penoso aunque el aludido no fuera, además, el Presidente de Estados Unidos.
En la tarde de hoy, hace apenas unas horas, Cibercuba publicaba un artículo en el que se enjuiciaba el polémico texto de Elías Argudín Sánchez, pero parece que las alusiones de Cibercuba sobre el tema han sido la gota que ha colmado el vaso de la angustia oficialista en Cuba.
Seguramente ante el temor de una creciente repercusión, Tribuna ha optado por hacer lo que mejor se hace en Cuba: esconder, una vez más, la basura debajo de la alfombra. El Diario ha borrado de la faz de la tierra su artículo digital (queda en la versión impresa del citado día), lo eliminó y no queda ni rastro.
Pena que allí donde hubiera sido esperable la autocrítica y un mea culpa, allí donde hubiera sido deseable “la rectificación de un error y una tendencia negativa” (ah, cómo olvidar esa falacia ochentera)….de momento nos hemos quedado con las ganas, aunque todavía es posible que en las próximas horas aparezca algún artículo nuevo en Tribuna para defender su artículo y negar los artículos sobre el artículo...
Y en cierto modo, más les vale, porque optar por el silencio, eso sí sería hacerse el sueco.
Archivado en: