Preocupa a la Organización Mundial de la Salud la epidemia de Fiebre Amarilla en Angola

Margaret Chan, directora de la Organización Mundial de la Salud comenzó el pasado domingo un viaje de visita a Luanda a solicitud del Gobierno de Angola para apoyar el plan que han diseñado las autoridades locales para combatir la epidemia de fiebre amarilla y paludismo.

Margaret Chan © Preocupa a la Organización Mundial de la Salud la epidemia de Fiebre Amarilla en Angola
Margaret Chan Foto © Preocupa a la Organización Mundial de la Salud la epidemia de Fiebre Amarilla en Angola

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Margaret Chan, directora de la Organización Mundial de la Salud comenzó el pasado domingo un viaje de visita a Luanda a solicitud del Gobierno de Angola para apoyar el plan que han diseñado las autoridades locales para combatir la epidemia de fiebre amarilla y paludismo.

La visita tendrá una duración de cinco días y en compañía de la directora regional de OMS para África, Matshidiso Moeti, se reunirá con autoridades locales de otras organizaciones internacionales de cooperación con Angola., visitará hospitales de la capital y está previsto un encuentro con el presidente de la República, José Eduardo dos Santos.


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La fiebre amarilla es una enfermedad vírica y hemorrágica, transmitida a través de la picadura del mosquito Aedes Aegypty. Cerca de un 25% de las personas infectadas se agravan si no son diagnosticadas a tiempo, entrando en una fase tóxica en la que la probabilidad de muerte es muy elevada incluso con soporte médico especializado. De hecho, la letalidad puede alcanzar el 50%.

Angola está enfrentándose a la primera epidemia de fiebre amarilla en 30 años. La provincia de Luanda -donde está la capital del país- es la más afectada, aunque el virus ya se ha extendido a 12 provincias más.

Desde el inicio de este brote han fallecido 218 personas hasta el 31 de marzo, se habían confirmado en laboratorio 493 casos de fiebre amarilla, habiendo registrado más de una centena de casos sospechosos en dos días y hay 986 casos sospechosos, aunque se estima que el número es realmente más elevado, puesto que un alto número de fallecimientos están siendo registrados como producidos por otras causas, especialmente malaria, por la similitud de los síntomas iniciales de ambas enfermedades. En la fase avanzada, aparece la ictericia (coloración amarilla en la piel, de donde viene su nombre), hemorragias, insuficiencia hepática y renal, disfunción respiratoria y encefalopatía, que llevan a la muerte de la persona afectada en pocos días, en incluso horas.

La vacunación es una de las medidas claves para mitigar su impacto, con una efectividad clínica de más del 95 %. Angola necesita adquirir vacunas con urgencia para inmunizar a 19,3 millones de personas en riesgo de fiebre amarilla, en 12 de las 18 provincias. Hay que tener en cuenta que nos enfrentamos a una enfermedad que no tiene tratamiento curativo. A pesar de la campaña actual, a día de hoy todavía hay 4 millones de personas sin vacunar en Luanda y 8 millones en las provincias donde la epidemia se ha extendido.

La Red internacional de Médicos del Mundo está dando apoyo al Ministerio de Salud de Angola reforzando la vigilancia epidemiológica, prevención detección y tratamiento de casos y dedicándonos a la formación y equipamiento del personal de vacunación local y de los centros de atención y tratamiento.

La intervención de MdM se prolongará durante los meses de marzo y abril, que coinciden con la temporada de lluvias, cuando hay mayor número de mosquitos y más riesgo de que se extienda esta epidemia. Pretenden trabajar directamente en 10 centros de salud y alcanzar las 36.000 personas directas y 100.000 indirectas. Un diagnóstico erróneo o tardío y un deficiente manejo inicial de los casos reducen drásticamente las posibilidades de supervivencia de las personas afectadas, por lo que asegurar la formación de los equipos de atención básica y atención primaria de salud es vital.

Debemos resaltar que el virus de la fiebre amarilla se transmite por el mismo mosquito que el del zika: Aedes aegypti y el intercambio de colaboradores médicos entre Cuba y Angola puede potencialmente ser una fuente de entrada de la enfermedad en el país si no se toman todas las medidas de vigilancia y control en frontera.

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