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Una lamentable pérdida para la literatura villaclareña y cubana constituyó la muerte del reconocido poeta, actor y director de teatro Frank Abel Dopico Asencio a los 52 años de edad, quien falleció este viernes 8 de abril en su casa de la Loma de Belén, en la ciudad de Santa Clara.
Nacido el 24 de enero de 1964, Dopico fue considerado uno de los poetas más importantes de su generación.
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Se graduó en la Escuela Profesional de Instructores de Arte. Fungió como profesor de Literatura en el Instituto Preuniversitario de Caibarién, profesor-instructor de Teatro en la casa de cultura Juan Marinello, de Santa Clara, y trabajó en la reanimación cultural de las montañas de Guantánamo, Santiago de Cuba y el Escambray. En 1988 viajó a Nicaragua y la URSS. Fue miembro de la UNEAC desde el 5 de marzo de 1992. Dos años más tarde Frank Abel Dopico se radica en España donde continúa su labor literaria, y regresa en 2008 a Cuba de manera definitiva. Ya en la isla sale a la luz su poemario Los puentes de Arcadia, por el sello de Unión, en 2011.
Aparece en varias antologías de jóvenes poetas cubanos. Algunas de sus obras han sido publicadas en periódicos y revistas como El Caimán Barbudo, Juventud Rebelde, Revolución y Cultura, Contacto,Vanguardia, Huella, y Cañasanta.com. También, en publicaciones periódicas de Canadá, México, Francia, Alemania y España.
Fue miembro del Ejecutivo Provincial de la Asociación Hermanos Saíz en Villa Clara, así como presidente de su sección de Literatura. Miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac).
Publicó los libros de poesía El correo de la noche (1989) —Premio David´88 y Premio de la Crítica 1989, otorgado a los diez mejores libros del año—, Algunas elegías por Huck Finn (1989), Expediente del asesino(1991), Las islas del aire (1999) y El país de los caballos ciegos (2005).
En su actividad literaria obtiene diversos premios en poesía; Encuentro Debate Nacional de Talleres Literarios (1985), III Bienal de Regla (1986), I Festival Nacional de la AHS (1988), Poesía Juan Marinello (1987), Premio Poesía David (1988); Fundación de la Ciudad de Santa Clara (1989); Premio Nacional de la Crítica en 1990 con el libro El Correo de la Noche, Premio Ciudad del Che (2014), entre otros. Su poemario «Contrarcadia» fue finalista del Premio Internacional de Poesía Jaime Gil de Biedma, Segovia, España.
Frank Abel Dopico fue sepultado en la mañana de este sábado 9 de abril en la necrópolis de Santa Clara.
Cibercuba rinde homenaje a este gran poeta villaclareño con uno de sus poemas emblemáticos: TANGO A FAVOR DE LAS PUTAS
TANGO A FAVOR DE LAS PUTAS
.En resumen, tú eres el inicio
y las palabras llegaron después, en un poema arrancado de la niebla.
Sentir o estar, eso fue todo y fue el semen como la luz, piadoso.
Los golpes en los pechos, la respiración enemiga de los pechos,
el ojo burlón de las iglesias.
Estábamos en un sitio adonde el viento se había llevado volando mi cabeza
y el mismo viento se habías llevado volando una de tus manos.
Eran las nueve de la noche y de pronto ya eran las seis de la mañana.
En un abrir y cerrar de ojos cambiamos tú y yo y el aceite de la noche
y los espantapájaros que fuimos, poco a poco, saliendo del sembrado,
espantando las aves que no llegaron nunca.
Tú y yo dos palos quienes perdieron la mano y la cabeza
palmo a palmo moviendo la mano y la cabeza, con quince centavos en el bolsillo izquierdo,
con una habitación en la mano y otra en la cabeza,
tirados como hierbas cortadas, confundiendo uno en el otro a miles de personas,
como rostros sucesivos, como piedras de íntima explosión.
Érase un escándalo público a las dos de la mañana
y el público eras tú o yo según tocara, según tú encima y tenías veinte años o seis meses
o no habías nacido y érase que entonces brotabas de mis piernas,
yo, hombre paridor, me tragaba tus huesos de ciruela
y también retrocedía por los años, oh, puta de estilo,
qué bien eras mi madre pariéndome en espejos, qué bien eras mi doble entre la hierba,
cómo nacimos tanto de tanta muerte cursi.
Éramos solamente un par de espantapájaros
que parecíamos personas mirados desde el cielo,
un par de cielos truncos remendando su velamen, un par de cocodrilos...
.Entonces nos pasó el pito de los trenes por encima,
El alba ponía su huevo lentísimo en los parques,
quedamos listos, exprimidos de ambos, pegados como campanas adentro de campanas,
con un sonido que eras tú en busca de tu mano
y yo en busca de los pies de mi cabeza.
Habíamos muerto los dos. Habíamos cumplido un deber ciudadano.
Nos enterramos entre la gente para volver a ser una mano y una cabeza más entre la gente.
.Ahora, de verdad, pienso que no eras una puta.
Creo en la inocencia de encontrarse apenas una vez,
que bastan una noche y una vez para saber cuándo estamos solos en un pozo,
acostumbrados a comernos el hueso de la noche.
Y no puedo dejar de recordarte
siempre que el viento se lleva volando mi cabeza.
Acaso yo te he visto o tú me has visto
pero sabemos que hicimos el pacto de morir.
No hay un nombre siquiera, ni un centavo de nombre.
Pero horribles aquellos que no dejan que el viento les lleve volando la mano o la cabeza.
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