¿Y si a uno le interesan más los 3 mil cubanos que están sin papeles en Panamá que los “Papeles de Panamá”?

Panamá se ha convertido en noticia por los "papeles" que han destapado un planetario caso de evasión fiscal. Los medios de prensa no dejan de hacerse eco, a trozos, de nombres y figuras públicas implicadas. Sin embargo, en Panamá también hay 3 mil cubanos sin papeles, de los que casi nadie habla.

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Este artículo es de hace 8 años

En estos días, si alguien tenía dudas sobre la ubicación exacta de Panamá en el mapa, ya lo estará solventando a base de Wikipedia, cuyos registros de visita para esa entrada deben andar por las nubes en estas fechas.

De repente, para muchos, Panamá ha dejado de ser aquel país famoso por un “Canal” y se ha convertido ante nuestros ojos en un paraíso ―otro más― que durante años ha “canalizado” la evasión fiscal de figuras públicas y personajes célebres de medio planeta.


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Pero el tema ya empieza a aburrir, y empieza a aburrir porque pareciera que hemos descubierto el agua tibia, cuando en realidad la evasión fiscal es más vieja que Matusalén y que andar a pie. ¿Y por qué? Pues porque mientras más dinero se tiene más se quiere conservarlo, y justamente el tener dinero facilitará encontrar vías para esconderlo bien y que no te lo quiten.

Simplificado así, parece casi una operación de egoísmo infantil, pero en el fondo eso es lo que es; no nos hagamos ilusiones: los seres humanos somos más primarios de lo que imaginamos.

Entonces, dejemos de una vez el drama y la histeria colectiva, ya sabemos que los medios de prensa necesitan noticias, alimento diario, de eso viven: pero ¿realmente era necesaria esta entrega por fascículos, a cachos, "a buchitos"?

Cada día nos desayunamos con nuevos nombres, en una eterna puesta en escena cuyo final no se vislumbra: “and today the papers of Panamá goes to…”

Seamos realistas y menos ingenuos, a alguien le ha interesado “que aparezcan” los Papeles de Panamá y por eso estamos hablando y sabiendo de ellos, pero escondidos todavía deben quedar hasta pergaminos.

Esta vorágine, además de dar pie a absurdas y pueriles explicaciones por parte de los implicados ―y hacer dimitir a otros pocos― en realidad para lo que está sirviendo es para alertar a quienes todavía tienen escondido su dinero, a esconderlo todavía mejor.

También es cierto que está dando material a los programas de humor, que ya empiezan a burlarse de este sorteo de lotería diario, donde el premio es “que no te toque”; y material para los twitteros, que como es costumbre, hacen el pan con ácidas sentencias.

Sin embargo, en medio de este escenario que empieza a rozar el ridículo, a mí (y a otros muchos) la que nos interesa es otra lista de Panamá, menos conocida y mucho más desfavorecida por el destino: la de los 3 mil cubanos que se han evadido de “la Isla Paraíso” en busca de un futuro; la de los 3 mil cubanos que no tienen papeles en Panamá de ningún tipo (ni higiénico); las de los 3 mil cubanos que esperan en condiciones de completo hacinamiento que alguien diga qué va a pasar con ellos.

Mientras algunos poderosos están rezando por no salir en los “Papeles de Panamá” al día siguiente, otros cientos de cubanos rezan porque al día siguiente la lista de la que ellos forman parte en Panamá, tenga un destino.

Mientras algunos piden la eutanasia inmediata de los “Papeles de Panamá”, para no ver sacrificados su prestigio y su reputación (porque dinero seguirán teniendo); los cubanos confían en que Panamá se convierta para ellos ahora más que nunca en un Canal ―casi de parto― a través del cual consigan el ansiado alumbramiento a una nueva vida.

Y no queda más que esperar, pues aunque ayer 12 de abril muchos teníamos la esperanza puesta en la reunión regional de vice-cancilleres de los países implicados en la migración de cubanos, de momento no han trascendido soluciones inmediatas.

Y mientras esto pasa, mientras Panamá resuena todo el día en nuestros oídos como sinónimo de avaricia, algunos no podemos dejar de pensar en esos otros “ninguneados” que no están en las noticias; y no pensamos en ellos solo porque sean nuestra sangre, sino porque parece que algo quedó en nosotros de aquella sentencia martiana: “con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar”.

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Judith Moris

Redactora en CiberCuba. Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de La Habana, y Máster por la Universidad Autónoma de Barcelona. Ha sido profesora en la UH e investigadora en la UAB, y redactora/editora de la editorial Teide


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Judith Moris

Redactora en CiberCuba. Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de La Habana, y Máster por la Universidad Autónoma de Barcelona. Ha sido profesora en la UH e investigadora en la UAB, y redactora/editora de la editorial Teide