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Paso Canoas (Panamá), 16 abr (ACAN-EFE).- Un grupo de africanos de los cientos que están retenidos en la frontera entre Panamá y Costa Rica, pidió hoy que se les permita atravesar Centroamérica rumbo a EE.UU., porque en sus países enfrentan "la muerte".
"Huimos de la guerra civil de (la República del) Congo. Nadie quiere morir. Todo el mundo anda buscando refugio. Si nosotros volvemos a África vamos a morir todos. Tenemos que quedarnos aquí hasta llegar al destino final", sostuvo en declaraciones a periodistas Wilson Cámara, uno de los pocos que habla español.
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"Salimos de África por miseria y maltrato. Salimos por problemas, por guerra, y cuando llegamos aquí conseguimos la misma cosa. Estamos en la misma desesperación", añadió.
Un joven de 25 años originario de Burkina Faso calificó de "crimen" el intento de Costa Rica, ayer, de expulsar a Panamá a más de 200 africanos que ya habían alcanzado la frontera con Nicaragua.
Además, dijo que la policía costarricense era "mentirosa" porque varios de ellos recibieron un documento sellado al momento de entrar a Costa Rica, por lo que no deberían ser expulsados, algo que alegan varios de los migrantes del grupo.
"Mi sueño es llegar a Estados Unidos para buscar una vida mejor. Mi familia ha pasado mucha hambre", dijo el joven, y aseguró sentirse preocupado por la situación que atraviesan y el aparente estancamiento entre las autoridades de la región para ofrecer una solución al problema migratorio.
El grupo que ya supera los 500 migrantes, y que incluye a algunos asiáticos, pasó la noche a la intemperie, "bajo la lluvia", según Cámara.
"Nos quedamos aquí esperando una respuesta del Gobierno. No han dicho nada porque no llega nadie que hable con nosotros, no hay una esperanza", añadió.
El comisionado Nils Ching, de la Policía de Costa Rica, dijo este sábado a periodistas que el país no puede aceptar en el territorio a personas sin documentación porque no cumplen los requisitos para entrar el país, y dijo que si alguno del grupo cumple con lo solicitado, puede continuar su viaje.
Esta es la postura que ha emitido antes el Gobierno de Costa Rica, que aseguró el viernes que no permitirá el ingreso de migrantes en condición irregular y que en la medida de sus posibilidades desplegará las acciones necesarias para rechazar en las fronteras a quienes intenten entrar al país en esa condición.
El director de Migración de Panamá, Javier Carrillo, calificó el viernes la expulsión de los africanos de "arbitraria" y dijo que era contraria a las normas porque si los migrantes están indocumentados y no hay nada que compruebe su anterior estancia en Panamá, no hay motivos para que se les retorne al país.
La vicepresidenta y canciller panameña, Isabel De Saint Malo, pidió ayer en un comunicado solidaridad con los migrantes varados en su país.
"América Central ha sido históricamente una región de poblaciones migrantes, seamos solidarios con aquellos que, como muchos de nuestros ciudadanos en algún momento, buscaban estas mismas oportunidades", apuntó.
A los africanos y asiáticos se suman más de 3.000 cubanos que están del lado panameño a la espera de una solución regional al cierre de las fronteras nicaragüense y costarricense, la primera desde noviembre y la segunda desde diciembre.
Gran parte de los 8.000 cubanos que Costa Rica albergó tras la negativa de Nicaragua a dejarlos pasar, se beneficiaron de acuerdos con México y los países del norte de Centroamérica para traslados organizados que les permitieron llegar a Estados Unidos.
Lo mismo, los 1.300 que quedaron en Panamá. Sin embargo, México y Guatemala expresaron recientemente en una reunión en San José que no están dispuestos a repetir estos operativos.
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