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El doctor Michel Larrondo ―un médico cubano que reside en Ecuador― se ha hecho eco de una realidad dolorosa: los cubanos no somos todos iguales, o al menos no a los ojos del gobierno cubano.
El Gobierno de la Isla ha demostrado perfecta eficacia para repatriar los cuerpos de los médicos cubanos fallecidos por el terremoto en Ecuador el pasado sábado 16 de abril (lo que está muy bien, es lo correcto); sin embargo hace meses ―en una morgue en Quito― se encuentran los cuerpos de 5 cubanos que, por causas diversas, también murieron en ese país.
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Sus familiares, que viven en Cuba, no han podido repatriar los cuerpos porque no cuentan con suficientes recursos económicos, y la Embajada cubana en Ecuador no se ha hecho cargo de los cuerpos ni ha facilitado una vía para solucionar el problema.
Uno de esos casos es el de la joven cubana Mayara Albite, que se suicidó en mayo de 2015 en Quito, víctima de una depresión. Casi un año después, su madre en Cuba no ha podido reencontrarse con su cuerpo. Recientemente la revista "El estornudo" publicaba un conmovedor relato de la desafortunada joven y evidenciaba el desespero que no sabe cuándo podrá traer a casa los restos de su hija.
A continuación, reproducimos íntegro el esclarecedor post que publicó el doctor Michel Larrondo en su blog personal, bajo el título “Los hijos del olvido”.
Estos sin lugar a dudas son días tristes en la mitad del mundo, para donde quieras que miras se respira dolor e inseguridad, y no es el mero sentimiento de pesar por una catástrofe que no imaginaste, es el orgullo propio de todo un país que no estaba preparado para algo así.
Como ya no es noticia, dentro del centenar de víctimas mortales producto del terremoto, que ocurrió hace menos de una semana en Ecuador, se encuentran extranjeros de diferentes nacionalidades, incluso hasta el momento once cadáveres sin identificar. Algunos de ellos podrían ser cubanos. De hecho específicamente voy referirme a tres que ya se confirmaron. Tres médicos cubanos que cumplían misión internacionalista en la tierra de Eloy Alfaro, y no me refiero solo al país, sino además a la provincia natal del héroe ecuatoriano, a Manabí, donde se registraron las peores consecuencias del siniestro.
Me llamó mucho la atención como a los tres colaboradores de la salud, Bárbara Cruz, Leonardo Ortiz y Eric Omar Pérez, les rindieron todos los honores, más que merecidos por cierto, y trasladaron sus restos de forma inmediata a la patria, era lo menos que se podía esperar; el régimen cubano, incluida su embajada en este país, no decepcionó y fue extremadamente eficiente repatriando los cuerpos. Fue entonces que me comenzó a dar vueltas en la cabeza una idea, una idea de esas que si no la dices puede convertirse en frustración, y me pregunte, ¿acaso no son cubanos Mayara Albite, Andrio Valoria, Rafael Suárez, Bélgica Rodríguez y una quinta persona sin identificar en una morgue de Quito?... Sí, hay 5 cubanos fallecidos en Ecuador desde hace meses e incluso años, aun sin repatriar, son cubanos que quedaron al olvido, hijos de madres que sin recursos económicos, solicitaron a diferentes instancias de la isla que les ayudaran , y nunca se les dio una solución precisa, ese es el caso de la madre de Mayara, chica que decidió terminar con su vida el pasado 2015, pues sufría depresión, y aun su cuerpo se encuentra en Quito. No es de mi conocimiento que la embajada cubana en la mitad del mundo se haya interesado por estos hijos de la patria. Si lo han hecho ha sido de una manera poco pragmática, porque lo real, es que esos hijos de nuestra madre común, aun no descansan donde deberían estar, han sido olvidados por quien se supone podría hacer mucho más.
La solución no es echarse las culpas como niños, tampoco es llegar a la falta de diplomacia, como le ocurrió a un amigo, Abel, que ayer tuvo la valentía de escribirle electrónicamente al consulado y reclamarles al respecto, por cierto la respuesta que le dieron fue totalmente fuera de lugar. (Llamando la atención que pueden demorar hasta meses en responder cuando necesitas un trámite).
La solución a este problema hubiera sido relativamente fácil, utilizando el vuelo que trasladó a los tres doctores fallecidos en un abrir y cerrar de ojos, incluso en días venideros podría existir una nueva solución, en caso de que trágicamente (y ojala no sea así) sea necesario repatriar a alguien más, que haya salido bajo el abrigo del gobierno; pues como ya mencionamos anteriormente aún hay extranjeros fallecidos sin identificar. Pero todos, ustedes y nosotros, sabemos que no será así. Pues la filosofía del régimen que impera en nuestra patria no reconoce lo externo, y desde que salimos de la isla por nuestra cuenta, dejaron de vernos como cubanos, si es que alguna vez nos vieron así. De veras que resulta desgarrante pensar en lo sucedido. Existen terremotos individuales que suelen ser más cruel, pues destrozan de a poco el alma.
En cuanto a repartir responsabilidades no podemos achacarle todo el problema a la embajada, cuando la indolencia de casi toda la comunidad cubana en Ecuador, tiene su parte en este asunto, no hemos sido capaces como pueblo de ver los problemas de alguien más, nos preocupa prosperar, salir adelante y no nos detenemos a pensar, que existen hermanos abandonados de una forma absurda. No levantamos la voz, para otra cosa que no sea nuestro propio bienestar; desde hace mucho tiempo debíamos haber protestado por nuestra gente, por nuestros propios derechos, y obligar al régimen a que nos respete, y no lo hemos sabido hacer.
El accionar de la embajada cubana, siempre ha dejado mucho que desear, nunca ha velado por los asuntos de los cubanos en el ámbito social, solo se dedican a recaudar fondos en trámites, prestando servicios muy útiles, pero que sin lugar a dudas generan ingresos palpables. Deben ser el lugar de socorro de la comunidad nuestra donde quiera que esté. Deben cumplir la misión de ser un punto seguro, un pedazo de la patria en el país ajeno, y eso nunca lo han logrado ser. No son esos 5 cubanos fallecidos los olvidados en esta ocasión, son todos los cubanos que decidieron ser libres y escapar de sus fauces, somos todos nosotros, los verdaderos hijos del olvido.
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