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Cuando Jesús Enrique Gonzalez Torres, Luis Rivera García y Juliet Estrada Pérez decidieron en el año 2015 instalar dispositivos en los lectores de tarjetas de crédito en las gasolineras de Miami, pensaron que habían logrado el sueño americano. Pero no. La red de la cual formaban parte fue pronto descubierta y desmantelada. Entonces fueron detenidos y llevados ante un juez, el cual les impuso una fianza en espera de ir a juicio.
Pagaron su fianza, salieron, y decidieron, los tres, no volver a poner un pie en la corte.
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Tomaron un bote e intentaron huir a Cuba.
Inexpertos en temas de navegación, o golpeados por una fuerte ola, el bote se viró a 40 millas al norte de Varadero y por suerte lograron los tres aferrarse al mismo.
Así estuvieron varias horas. Y hubiesen estado otras decenas más, o se hubiesen convertido en carnada viva para los peces, si no hubiese sido porque un Crucero de la compañía Disney los avistó, y dio auxilio.
Posteriormente a eso, fueron entregados a la Guardia Costera en Key West, quien supo luego de quienes se trababa.
Ahora, la fiscalía deberá tomar medidas especiales, pues ya los tres violaron la fianza emitida anteriormente.
Comparecerán a juicio directo desde la cárcel, seguramente regresarán a ella sin ver la luz del sol durante un buen tiempo.
Pero al menos no estarán en el fondo del mar.
O en el tracto digestivo de algún enorme pez de dientes afilados.
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