Hay muchas indisciplinas sociales en las calles cubanas, denuncia intelectual cubana

El texto de la intelectual cubana, aparecido en Juventud Rebelde, fue reproducido en el principal diario de Cuba, el Granma

indisciplinas sociales en Cuba © Intelectual cubana Graziella Pogolotti preocupada por las indisciplinas sociales en Cuba
indisciplinas sociales en Cuba Foto © Intelectual cubana Graziella Pogolotti preocupada por las indisciplinas sociales en Cuba

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Este artículo es de hace 8 años

La intelectual Graziella Pogolotti, quien recientemente denunciara en otra soberbia nota, los peligros de la banalidad en los productos extranjeros que han llegado a Cuba recientemente, y, el vulgar recibimiento que se le dio a los primeros turistas que llegaron a Cuba después de 54 años a bordo de un crucero, ha vuelto a escribir otro soberbio texto en el cual manifiesta su preocupación por el uso y abuso de los espacios públicos en Cuba.

La profesora de varias generaciones de intelectuales cubanos, manifiesta en su texto que los espacios públicos se han vuelto una especie de lujuria ensordecedora y de mal gusto, donde pulula "la voluntad individual del cuenta propista" a la hora de definir que es lo que se va a ofrecer en cada actividad.


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"(...) los equipos de audio suman y mu­chas veces multiplican una sonoridad avasallante, muchas veces indeseable. Agrede e interfiere la comunicación hu­mana, base esencial de toda cultura."

En otra parte del artículo publicado originalmente en el diario Juventud Rebelde, expresa que "La anarquía sonora del ambiente irrita y favorece actitudes violentas; (...) y muchos con­­sideran que, al ser de todos, el espacio pú­blico no es de nadie".

Con claridad meridiana la intelectual cubana señala, en otra de las partes de su escrito que, Cuba, en los últimos años ha tenido que ampliar el espectro de las actividades por cuenta propia, y dentro de esta suerte de cuentapropistas ha aparecido la figura del "organizador de fiestas".

"Los organizadores de fiestas se han expandido a los espacios públicos. En zo­nas periféricas donde escasean las oportunidades de recreación, se cierra la plaza, se cobra la entrada y se presentan espectáculos que proponen paradigmas culturales de dudosa calidad en lo artístico y en tanto modelos de éxito social, con séquito de carros y mujeres despampanantes. No me considero retrógrada y he recibido críticas por exceso de liberalismo. Pero, en este caso, los problemas de orden estético y sus colaterales, el gusto, la vulgaridad y la banalidad, trascienden el lindero de lo artístico y merecen un examen profundo".

Sobre esto que señala la Pogolotti, se han escrito toneladas y toneladas de tinta en nuestra prensa. En la Tv se aborda a cada rato el asunto; pero la realidad es que se parece ir de mal en peor.

foto: Cortesía de www.lahabana.com

Por ejemplo, en la sección Acuse de Recibo del diario Juventud Rebelde, una especie de "columna de respuesta al ciudadano" se han publicado decenas de "casos" que denuncian indolencias de este tipo. Música estridente por doquier y a toda hora. A un costado de un círculo de abuelos, en los predios aledaños a un círculo infantil, a un hogar materno... a un hospital. En el portal de una casa donde vive un niño enfermo.

Se han denunciado "estas fiestas" y estos "fiesteros" por banales, ruidosos, mal educados. Pero el mal sigue, y se entroniza en "(...) las calles, y las plazas, los ómnibus y las cafeterías, (...)"

Debemos hacerlo uniendo en una voluntad común todos los factores que intervienen en la sociedad, para defender los paradigmas éticos que nos definen como pueblo.

foto portada: www.remezcla.com

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