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El pasado 24 de mayo, Radio Reloj sacaba a la luz la siguiente afirmación:
La limitación de precios a varios productos alivia el bolsillo de la ciudadanía, pero pone en tensión a la agricultura, un sector que no ha logrado despegar como se espera.
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Entre las causas, se citaba allí la enorme inestabilidad climática, que lleva con facilidad de la sequía al exceso de lluvias fuera de temporada, lo que acaba arruinando el éxito de cultivos muy susceptibles de verse alterados por el clima.
Cultivos de arroz, papa, maíz y hortalizas se han visto severamente afectados ante la cambiante situación meteorológica en la Isla, y eso ha tenido un reflejo en las tarimas vacías de los agromercados.
En lo que va de año, las comercializadoras estatales contrataron el 49 % de la producción declarada por los agricultores, cifra superior al 2015, pero no parece ser suficiente.
Varias instituciones estatales coinciden en que hay que sembrar más, producir más, y también en que no se pueden repetir errores en el apartado de acopio, que el citado medio de prensa resumía en: pérdida de cosechas, deterioro de la calidad de los productos y también tardanzas en los pagos a los campesinos.
En los último tiempos, como parte de las transformaciones que vive la economía cubana, la agricultura ha sido priorizada con algunas medidas como: la entrega de tierras ociosas, las facilidades a los productores para adquirir insumos y créditos, y la venta directa al turismo.
Radio Reloj parecía concluir que hay quienes pueden pensar que poner un límite máximo a los precios de los productos agrícolas en su venta al consumidor, ha tenido como consecuencia indeseada el desabastecimiento, porque al aumentar el poder adquisitivo, el nivel de producción no ha aguantado el ritmo ante el incremento de la demanda.
Sin embargo, en un extenso reportaje publicado hoy 26 de mayo, Cubanet declaraba que:
la contracción de los suministros de alimentos del campo a la ciudad ya es un hecho consumado, aunque ahora se culpa a la sequía.
Citando como fuente a un subdirector económico de una empresa agrícola, a raíz de la regulación de precios, el entrevistado afirmaba:
no es lo mismo producir 100 libras de tomates que de boniatos
Y añadía:
Las fichas de costo no lo dicen todo, y el productor no se va a aventurar con una cosecha de alto riesgo si no se siente verdaderamente remunerado, así es como usted verá altas producciones de cultivos que requieran pocos cuidados y muy escasas cosechas de siembras donde el productor tiene que emplearse a fondo.
Aunque no coinciden en las causas que genera el fenómeno, hay momentos como este en que desde dentro y desde fuera de Cuba, medios de prensa muy antagónicos en esencia, coinciden en un similar diagnóstico: hay que aumentar la producción agrícola en Cuba. Los cubanos lo necesitan.
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