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Poco más de 2 semanas necesitó el cubano Adonis García para demostrar que es demasiado bueno para estar en Triple A, donde bateó todo lo que quiso, por lo que regresará al equipo grande de Atlanta.
En realidad, no se trató tanto de una bancoterapia, pues tampoco es que estuviera tan desajustado al bate, como de una campoterapia, ya que el cubano estaba muy mal a la defensa, con un pobre desempeño en la tercera base que obligó a darle vacaciones unos días como bateador designado, y luego a enviarlo al jardín izquierdo, el lugar a donde van a parar los peores defensores de un equipo de pelota.
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Presumiblemente, su envío a Triple A con la sucursal Gwinnett Braves, que no dejó de sorprender, perseguía darle juego en la pradera de la izquierda y valorar su desenvolvimiento como jardinero, la posición que Adonis debe asumir de forma regular tras su regreso al primer nivel.
En cuanto a la ofensiva con los Bravos de Atlanta, Adonis tuvo un muy buen comienzo de campaña en cuanto a average, aunque solamente produjo un jonrón, una insignificancia comparado con lo que debe hacer el cuarto bate de un equipo.
Desde mediados de abril, su promedio ofensivo empezó a caer, luego sobrepasó los 300 y finalmente se despeñó nuevamente hasta tocar fondo en 260, el 6 de mayo, cuando se decidió mandarlo a Triple A. Sin embargo, antes que malo, 260 es un promedio más bien preocupante, y de hecho en esos días Adonis fue “bajado” al segundo puesto de la alienación.
Entre el 7 y el 25 de mayo, Adonis García demostró con creces que la Triple A le queda chiquita, y que a él hay que inventarle una etapa intermedia para que se recupere cuando esté “mal”.
Con los Gwinnett Braves, en 19 partidos, se convirtió en el terror de los lanzadores rivales. Bateó 26 hits en 73 oportunidades, para promedio de 356, con 4 jonrones, 18 impulsadas y 7 dobles. Estaba claro que era un desperdicio tenerlo ahí.
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