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El 13 de diciembre del 2015, un día después de llegar con su familia a Cuba, Napu Boychuk decidió que ya era hora de ir a darse un chapuzón dentro de las olas de la afamada playa de Varadero.
Nada presagiaba una desgracia, pero las corrientes marinas, aún en las orillas, suelen a veces ser traicioneras, y Napu terminó siendo arrastrado por la corriente y terminó boca abajo, flotando, con agua salada y arena en sus pulmones.
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El estudiante de ballet de la Ryerson University, cinco meses después recuerda lo sucedido. Aparte del líquido en sus pulmones, Napu sufrió lesiones en la médula espinal. Aún se encuentra en el hospital; pero no en Canadá, si no en Cuba.
Por algún misterio, o algunas razones, Boychuk y su familia decidieron que la mejor opción para su tratamiento era quedarse en Cuba, y ser tratado por los médicos cubanos; una decisión que hasta el momento les ha costado 25 mil dólares de sus bolsillos. Muy barato si se compara con lo que les hubiese costado en cualquier otro país, pero muy caro si Boychuk hubiese regresado a Canadá, donde su seguro médico hubiese cubierto todos los gastos.
Fue una larga conversación la que sostuvo con su padre, recuerda.
Las primeras horas no fueron las mejores.
La mañana del fatídico accidente, Napu fue trasladado de emergencia a una clínica; de allí lo llevaron al hospital de Matanzas, un lugar donde las habitaciones parecían caerse en pedazos. Afortunadamente fue trasladado al Cira García, en la Habana, y fue allí, luego de 72 horas que las cosas comenzaron a cambiar.
Cuando su padre y hermana llegaron al Hospital, ya su hijo había sido operado en la quinta y en la sexta vertebra. Estaba sedado, y no se encontraba en condiciones de hablar por sí mismo. Fue en ese instante cuando, padre, hermana, compañía de seguro, doctores y un equipo de emergencia (canadienses) aconsejaron a la familia que lo mejor era llevarlo a Toronto; allí podría ser tratado por médicos canadienses. Todos estuvieron de acuerdo, pero… ¿no lo habían pensado a la ligera? ¿había que decidirse en ese instante? ¿y él, Napu, no tendría algo que decir? ¿esperaremos a que despierte y diga que desea?
Fue una larga conversación que duró horas.
La familia Boychuk
Valoraron numerosos factores. Estaban lejos de casa, apenas dominaban el idioma español, pero en algo – dicen – estaban claros: Boychuk parecía estar recibiendo la mejor atención posible. Eso es lo que ellos estaban viendo en aquella sala del Cira García.
La madre de Boychuk había muerto de cáncer en el año 2003, después de haber pasado mucho tiempo en cuatro o cinco hospitales de Toronto.
Los médicos y enfermeras canadienses eran muy capaces. Tenían todo el conocimiento necesario. Los hospitales, eran espaciosos, pero…
“cuando mi madre estuvo allí, en esos hospitales, ella era sólo un número. No era un ser humano, no era una persona, ni siquiera una mujer con cáncer”
En contraste con todo aquello, el personal médico del Cira Garcia es “angelical.”
En una entrevista dada a la cadena CBC, Dan Boychuk, el padre de Napu dijo que “el nivel de la atención médica en Cuba no es segunda de nadie”
“En Toronto, nunca hubiera recibido una atención tan cariñosa.”, escribiría su hermana en su muro de Facebook el día 3 de enero.
con información y fotos de: http://news.nationalpost.com/
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