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Las recientes señales de aperturismo escenificadas en las visitas del Papa u Obama a Cuba, así como el fin del deshielo en las relaciones diplomáticas con Estados Unidos no parecen ser suficientes para el talento cubano y para frenar la fuga de artistas y deportistas.
El último ejemplo de este continuo éxodo se produjo hace un mes con la marcha de tres bailarinas del Ballet Nacional de Cuba (BNC), las cuales tendrán una puesta en escena inminente para representar la obra Giselle. El Ballet Clásico Cubano de Miami, dirigido por Pedro Pablo Peña, ha vuelto a ser su refugio.
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En este sentido las últimas informaciones apuntan a que, al menos, 83 artistas abandonaron el país caribeño en el último año y medio. Una cifra que no invita al optimismo y que señala que para los artistas cubano las señales de apertura no son suficientes.
Carreras cortas y ambición como causas principales
Para los artistas y deportistas la palabra paciencia no suele ser una palabra fácil de gestionar. En la mayoría de casos estos profesionales se enfrentan a carreras cortas donde no hay tiempo para esperar y esperar al éxito. La fuga de toda una primera bailarina del BNC, Amaya Rodríguez, y tres jóvenes solistas son el mejor ejemplo.
Esta diáspora ha beneficiado a países como Suecia, España, Estados Unidos, México, Italia, Reino Unido o Noruega que han contado en sus escenarios y pistas con algunos de los mejores talentos cubanos de los últimos años. El hecho de que cualquier signo de disidencia siga siendo mal visto en Cuba no ayuda a retener a estos conjuntos de jóvenes talentosos.
Artistas y deportistas en el mismo barco
No son hechos aislados, ya que en una de las últimas visitas a España de la selección cubana de baloncesto cuatro de los internacionales se quedaron en Gran Canaria y aprovecharon para no volver a pisar el suelo de su país.
Cualquier salida de Cuba para competir o actuar en el extranjero se convierte en toda una oportunidad para pedir asilo político y cambiar de vida, aunque la moneda de cambio sea una pérdida tras otra de promesas para el país.
Las pequeñas pruebas y síntomas de apertura no terminan de convencer al sector de jóvenes y está dejando una realidad de ruina. Los futuros planes de entrada de capital extranjero y las visitas célebres no sirven como argumentos para los principales referentes de la cultura y el deporte cubano.
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