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El área de América Latina y el Caribe está permanentemente expuesta a los desastres naturales y epidemias. Cada año la región se enfrenta a huracanes, terremotos, tsunamis, epidemias y las transfusiones de sangre son vitales para enfrentar estos eventos.
También la sangre y sus componentes son elementos indispensables para salvar vidas, para ayudar a sobrevivir a enfermos en condiciones graves de salud, a los sometidos a procedimientos médicos y quirúrgicos complejos, o por partos y lesiones producidas durante accidentes o en desastres naturales.
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Hay que resaltar que cada donación de sangre que se haga puede llegar a salvar hasta tres vidas.
En ocasión de haberse celebrado recientemente el Día del Donante de Sangre, campaña que se realizó bajo el lema "La sangre nos conecta a todos. Comparte vida, dona sangre", se destacó que solo un suministro adecuado y fiable de sangre segura puede obtenerse si existen donantes de sangre voluntarios regulares no remunerados.
En estudios realizados se ha comprobado que en los países de América Latina y el Caribe solo el 45 % de las transfusiones realizadas en el año 2014 provino de donantes voluntarios, el 55 % restante fue obtenida por sangre que se dona por urgencia cuando algún familiar o allegado lo necesita.
La Organización Panamericana de la Salud ha estimado que como mínimo el 2 % de la población debería donar sangre repetidamente para poder cubrir las necesidades de sangre y de otros componentes sanguíneos de un país. Sin embargo, los países de la región solo alcanzan como promedio que el 1,5 % de su población done sangre de forma voluntaria y no remunerada.
La oficina regional para las Américas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), trabaja con todos los países de la región para que obtengan la totalidad de la sangre que transfunden de donantes voluntarios para 2019, este es un propósito que es ambicioso pero posible.
Imagen tomada de Ecuavisa.com
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