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La primera causa de muerte en el país por fenómenos naturales es provocada por los rayos, no por los ciclones ni por los huracanes.
Así lo afirma Reniel Suárez Pérez, especialista del IGA, una de las instituciones del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, quien asegura que, como promedio, alrededor de 65 cubanos pierde la vida anualmente como consecuencia de las descargas eléctricas. La cifra total, de personas que fallecieron por este motivo entre los años 1979 al 2013 fue de 1682.
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¿Cómo evitar en lo posible ser alcanzado por los llamados rayos?
Lo principal es alejarse de cualquier estructura puntiaguda alta. Torres, palmas, árboles, actúan prácticamente como imanes en estos casos. ¿Por qué?
Según mi abuela, que apenas tenía un 4to grado pero en esto era toda una científica de la vida, "el rayo cuando baja" viene buscando lo primero que se encuentra en el camino; lo que más alto esté. Es por ello - y esto forma parte de su manual y es coincidente con lo que plantea Reniel, se debe evitar entre otras cosas: permanecer al descampado, ser "foco" en espacios abiertos; alejarse de piscinas, duchas, lagos, playas. No tocar estructuras metálicas, y si se viaja dentro de un automóvil, evitar tocar sus puertas. En este punto debo señalar que a ella jamás le gustó que yo me bañara en los aguaceros.
Suárez Pérez aconseja que, en caso de uno encontrarse en un área abierta deben unirse los pies y mantenerse lo más bajo posible.
Se debe evitar además, estar al lado de equipos electrodomésticos, y tomacorrientes eléctricos, los cuales no deben intentar desconectarse durante la ocurrencia del fenómeno.
Un detalle muy importante es el uso de los teléfonos.
Está documentado que hablar por teléfono en tormentas es igual de peligroso, sobre todo en los casos de los teléfonos que usan cableado. Este escribidor conoce dos casos de personas que sufrieron traumas severos (uno craneal y otro auditivo) por permanecer hablando por teléfono durante una tormenta eléctrica.
Un rayo es algo imprevisto, es cierto. En lo personal, puedo decir que escapé milagrosamente de al menos par de ellos. El que más recuerdo, fue el ocurrido en la playa de Rancho Luna, Cienfuegos, en el año 1988, que lamentablemente se cobró la vida de dos o tres personas.
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