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Entre quejas y realidades llega a mi correo un artículo escrito en el blog de Arturo Chang, que sale en el portal digital de Cubahora, referido a un asunto que pudiera parecer incluso trivial pero no lo es tanto.
Vayamos al grano.
Lo más leído hoy:
Según Chang, no se puede acceder a www.youtube.com en las Salas de Navegación porque tanto Internet Explorer como Mozilla Firefox son de versiones antiquísimas.
Pero el asunto, como bien refleja Arturo, no pasa solo por la desactualización del software, si no por la “desactualización de ciertas mentes y medidas” que no permiten se actualice el software.
Y nos habla de sucesos ocurridos en Ciego de Ávila, donde desde “las simples trabajadoras en las salas de navegación, hasta especialistas y directivos” nadie puede darte una respuesta convincente acerca del por qué los navegadores están desactualizados.
En este punto hago un señalamiento a Arturo: valdría la pena investigar también por qué se permite aún en las salas de navegación de Cuba el uso del Internet Explorer.
No solo es arcaico, es poco seguro, por no decir inseguro completamente, sino que además, los programadores actuales “pasan por alto” el IE.
Resulta curioso; un país que intenta abrirse a la tecnología, al uso de las herramientas modernas de comunicación, que teme por su seguridad en todos los niveles, y aún utiliza el Internet Explorer en las salas de navegación del país.
Arturo pone el ejemplo de “una sala avileña” dónde “la empleada intentó dar todo tipo de explicaciones – cubana al fin -, hasta que finalmente buscó a un directivo porque se trataba de una queja. Y también fue evidente el desconocimiento de que debían actualizar las versiones con cierta frecuencia.”
Le sucedió también en uno de los Joven Club de Computación y Electrónica del municipio de Ciro Redondo, dónde le dijeron que “deben esperar a que envíen las actualizaciones de la nacional.” En otra sala le pidieron que “escribiera la queja en un libro”
Y nos dice que:
Un par de mensajes a atención.clientes@etecsa.cu no han tenido acuse de recibo ni tampoco surtió efecto uno directo, en privado, a una cuenta institucional de Comunicaciones en el cual les daba mi correo electrónico y pedía que me contactaran por esa vía para explicarles un problema. En honor a la verdad, en el segundo caso, me dieron las gracias, pero nada más.
El artículo cierra con una sana sentencia: la desatención a las quejas, sugerencias, reclamos y críticas es un mal generalizado, aunque en este caso es más sensible por lo caro del servicio.
dibujo: Martirena
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