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Habría que indagar bien, utilizando las leyes de la física, por qué las hornillas de inducción con cristal distribuidas en Cuba como parte del "programa de ahorro energético", hacen explotar las cafeteras como un siquitraque - o como Cafunga, diría otro viejo refrán.
Al menos, esto es lo que nos revela Ronald Suárez Rivas, periodista, en artículo publicado el 19 de junio en el periódico Granma.
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Según Ronald, en Pinar del Río son muchísimos los casos de personas que han acudido a los talleres de reparación de la provincia llevando en sus manos cafeteras que, luego de varias coladas, han explotado y claro, han puesto en peligro la vida de alguna que otra persona.
Hasta con gracia se escucha el relato de Julia Lobo, quien decidió a finales del año pasado sacar sus ahorritos y adquirir un módulo de cocina de inducción, "con el propósito de estimular el ahorro de electricidad." Por poco el ahorro le cuesta un ojo de la cara.
Nos cuenta Julia que "en la prensa los habían presentado, destacando el confort, la durabilidad y una eficiencia energética que podía superar en un 30 % a las hornillas de resistencia" pero varios meses después, mientras colaba un buchito de café, sintió un estruendo enorme en su morada. La cafetera reventó, lanzando la tapa por un lado y el fondo por el otro. ¿Se imaginan una cafetera, con café o agua caliente golpeando contra un rostro?
Aclara el autor de la nota periodística, que el caso de Julia no es único y menciona otros nombres.
No se trata de un caso aislado. A Elia Álvarez también le sucedió algo parecido, y a Yosleivis Páez, y a Yuliet Ovalle, y a Rosa María Iglesias...
Parece ser un matrimonio mortal a lo Bonnie & Clyde lo de estas cafeteras con la famosa hornilla de inducción.
Si varios administradores de mercados y tiendas, se quejan de la poca calidad de las cafeteras y sus roturas, no se queda detrás Reinaldo Salgado Borges, director del Programa de Ahorro de Energía (PAE), en la Empresa de Servicios Técnicos, Personales y del Hogar de Pinar del Río. Según el directivo "la mayoría de las hornillas de inducción que se han recibido en sus talleres con el cristal partido (y por tanto inutilizables), “ha sido por culpa de la cafetera”.
¿Colamos o no colamos entonces?
Dice Salgado Borges que a las cafeteras "primero se les abolla el fondo, y si la persona no se da cuenta y la sigue usando, lo larga completamente y rompe también la hornilla."
Un círculo vicioso que parece no tener fin. Quienes compran la cafetera y se les rompe la hornilla no tienen como reparar la 2da, y por supuesto la cafetera que reemplacen será igual a la anterior; y eso es si alcanzan.
Por supuesto, ya todos van conociendo que este "matrimonio (cafetera hornilla) es una verdadera bomba, y ya nadie quiere que le reemplacen nada, y ya son cientos de casos.
“Ante esta realidad, y pensando en que este asunto tenga una solución, lo que hemos hecho es anotar el nombre y los datos de aquellos que acuden a nuestras unidades”, señala Nelson Sánchez, director de productos no alimenticios, en la empresa municipal de Comercio de la capital pinareña. El mismo Nelson asegura que "se han emitido partes al grupo empresarial de Comercio, alertando sobre la situación, pero allí tampoco saben cómo enmendar el problema."
Por esa vía, hasta el momento han sido registrados cientos de casos, pero la cifra total pudiera ser muy superior, teniendo en cuenta que ante la falta de respuesta, algunos sitios han optado por no seguir alargando las listas.
“Aquí se dejó de anotar el personal, porque era una cantidad muy grande y no había solución para ellos”, alega Juan Carlos Rodríguez, almacenero del MAI La Amistad.
“Yo no me anoté ni quiero saber de ellas, porque cogí miedo de que me vayan a hacer daño o me puedan romper la hornilla”, asevera Yosleivis Páez.
Pero atentos: Pinar del Río no es el único territorio donde esto sucede. En el resto de las provincias donde se han distribuido los módulos es el mismo trago amargo o como diría Panchito Riset en su bolero: "el cuartico está igualito".
foto: Ronald Suárez
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