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Caballo de batalla del Ballet Nacional de Cuba y de su famosa fundadora, Alicia Alonso, Giselle es uno de los clásicos más relevantes en el repertorio de esta y de muchas otras compañías en el mundo. El ballet fue creado en el Romanticismo por Jules Perrot y Jean Coralli, y no solo consagró a Alicia Alonso sino que también fue prueba de ascenso para decenas de otras grandes figuras cubanas y en muchos otros países.
Lo extraordinario de la versión que subió a escena el fin de semana pasado, exactamente los días primero, dos y tres de julio, consistió en que se trata de una versión coreográfica del maestro José Antonio Chávez presentada por el muy juvenil Ballet de Camagüey, bajo la dirección general de la Maître Regina Balaguer.
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La versión camagüeyana del ballet renueva algunas escenas y situaciones, aunque en el fondo mantiene la esencia y el argumento del original romántico. Entre otros cambios, la versión permitió apreciar el pas de deux de Paisan, durante los bailables del primer acto, que brinda una nueva oportunidad de lucimiento a los jóvenes bailarines, más allá del protagonismo habitual de los personajes de Giselle y Albrecht.
La interpretación de la joven y vulnerable campesina recayó en las debutantes Rosa María Armengol y Sara de Miranda, mientras que el papel de Albrecht, quien se hace pasar por un aldeano, para cortejar a Giselle, estuvo a cargo del primer bailarín Yanni García (en la foto). Paralelamente será también la primera vez de Alejandro Hidalgo en éste difícil personaje.
Otros personajes del segundo acto, como la vengativa Myrtha, reina de las Wilis, tuvieron en alternancia a las debutantes Elizabeth Pagés y Oleydi Labrada, de modo que las funciones del fin de semana fueron una ocasión de apreciar en toda su dimensión la capacidad técnica y artística de la compañía.
Otra de las sorpresas de las funciones del fin de semana se relacionó con el debut de la Orquesta Sinfónica del Gran Teatro de La Habana, bajo la batuta del maestro Giovanni Duarte en el acompañamiento de la compañía agramontina en las funciones del viernes primero y sábado dos de julio.
Giselle, fue estrenada en 1841 en la Ópera de París, Francia y desde entonces ha tenido múltiples versiones en su historia y concepción coreográfica, solo que durante mucho tiempo el Ballet Nacional de Cuba presentó su versión como la única posible en Cuba.
Las funciones del fin de semana, a cargo del Ballet de Camagüey, nos demuestran que existen otras posibilidades de aproximarse al mismo clásico, aunque los cambios tampoco parezcan, a nivel coreográfico y técnico y conceptual, tan significativos como debieran y pudieran ser.
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