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Empezó haciendo videos de quinceañeras, de cumpleaños, uno que otro trabajo con empresas… comenzó jugando con una videocámara y una computadora, y hoy tiene la principal productora de audiovisuales de Santiago de Cuba.
Está haciendo historia y es mi deber contarla.
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Mencione un obstáculo para un emprendedor en Cuba, en La Habana por ejemplo, piense en esa mismo inconveniente pero trasládelo hacia el oriente de Cuba, que no es lo mismo ni se parece; retroceda, además, casi 20 años en el tiempo.
Aramis Fonseca Reyes, técnico medio en informática y mantenimiento eléctrico, fundador y actual director de la productora audiovisual Lía Videos, ya pasó por cualquiera de esas dificultades que pueda imaginar y sigue ahí, en Santiago de Cuba, aferrado con las dos manos a su terruño y a su arte, haciendo historia en la producción de audiovisuales en el país.
No lo dude, y con el permiso de Gardel, dos décadas es bastante, una enorme y descomunal cantidad de tiempo, si hablamos de realización audiovisual en Cuba.
“En La Habana hay toda una industria, una infraestructura y una cultura en la realización audiovisual, al momento consigues lo que necesitas, solo tienes que tener el dinero, las personas saben la importancia que tienen estos productos comunicativos, pero aquí en Santiago de Cuba no, aunque tengas todo el dinero del mundo. Yo consigo las cosas porque trabajo de otra manera, cuando necesito contratar a alguien, apelo a la parte sentimental y convenzo a las personas… porque igual a veces tienes el dinero y te dicen que no”, asegura Aramis quien ha demostrado que su fórmula ha sido efectiva al menos estos primeros 20 años de carrera artística.
“Y no pienso irme de Santiago de Cuba”, asegura velozmente cuando ve mi cara de asombro por las dificultades que enfrenta para hacer una producción audiovisual, “no me he ido de aquí, y no pienso irme nunca, porque es donde hago las cosas que me gustan, cosas novedosas para mí y para la ciudad. Yo te aseguro que he podido hacer cosas en Santiago de Cuba que en otras provincias es casi imposible”.
Y si hablamos de novedad, no fue el muy llevado y traído Sonando en Cuba el primer reality show realizado en el país, a la usanza de ese formato en la actualidad. Ese gran mérito lo tienen Lía Videos con Aramis a la cabeza… pero claro, decidió hacerlo desde Santiago de Cuba, hecho que, sin embargo, no le restó –ni lo hará– el mérito histórico de ser el primero.
Oye mi Canto es un concurso que promovió el talento joven y dotó a la región, y la nación, de nuevos artistas que están escribiendo sus historias profesionales.
“Me han comentado algunos amigos de otras provincias que hacer Oye mi Canto fuera de Santiago de Cuba, sería muy difícil, casi imposible”, dijo entre risas pero siempre con orgullo.
Este concurso de talento en sus inicios fue bastante mal visto, era considerado como algo perturbador e inquietante... No se cuestionaba la promoción de los valores jóvenes del territorio, pero sí la inclusión de la publicidad y la manera en que eligió hacerse público, a través del bastante vilipendiado “paquete”.
“Es paradójico como ahora se reconoce tanto el trabajo que están haciendo algunos habaneros a las promociones de negocios privados, y nosotros llevamos cuatro años haciéndolo”, aseguró.
“Oye mi Canto es un programa atípico. Con escasos recursos nos unimos varios amigos y decidimos hacer un reality show. Aunque no es novedoso en el mundo y sí tiene varias referencias de programas similares que se hacen en países, como Estados Unidos y España, también es cierto que tiene sus características propias. Cada capítulo no tiene un guión definido completamente, nosotros lo construimos según los recursos que tengamos, también las decisiones o retos de cada entrega las decidimos nosotros mismos. Eso nos da ventajas pero también desventajas, y es que apelamos mucho a la improvisación”.
Agrega Aramis que “construimos historias alrededor de la vida de los participantes porque nos hemos percatado que las personas se aburren cuando solo ven gente cantando. Cuando detrás hay sentimientos, problemas o situaciones que puedan contarse públicamente, se logra mayor atención del público. Pero a diferencia de los reality show, o telerrealidad, que circulan en el paquete, la competencia es solo un recurso para llamar la atención. Nuestro principal objetivo y preocupación siempre ha sido lograr que los concursantes aprendan a cantar mejor, diferente incluso a lo que sucede en programas similares en Cuba. Para mí Oye mi Canto no es una competencia de canto, es una escuela, así lo defino. Es una manera de entregar a la ciudad nuevos cantantes, que siguen siendo aficionados, pero tienen más conocimientos, más técnica y desenvolvimiento escénico, gracias a las clases que imparten profesionales con experiencia, dos meses previos a las competiciones y durante el concurso. La mayoría de nuestros competidores actualmente se encuentran trabajando en diferentes proyectos culturales de la ciudad y el país, ese es nuestro principal mérito”.
Confiesa este incansable realizador que con Oye mi Canto le pasaron cosas muy singulares y hasta cómicas, en especial cuando decidió “tocar puertas” para incluir la publicidad en este tipo de programa. ¡Imagínese!, hablar de publicidad en Santiago de Cuba hace unos cuatro años…
“Algunos dueños de restaurantes privados y otros tipos de negocios particulares se rieron, otros me apoyaron. El de la Micaela, por ejemplo, me confesó que la idea le había encantado, pero dada la magnitud de lo que le proponía solo me ayudó para salir de mí, no creía en la posibilidad de hacer algo así. Él –confesó– que me había dado por perdido y hasta loco (se ríe). Después me manifestó sentirse muy orgulloso cuando vio los resultados. Otros como los dueños del Salón Tropical, de Compay Gallo y la pizzería Seducente, sí confiaron de inmediato.
Al principio el proyecto Oye mi Canto le pusieron cuanta etiqueta negativa puedes imaginar, hasta que las personas, de toda índole y posición, se dieron cuenta que era bueno y útil. Así llegó la segunda edición y la tercera que está en producción, y tenemos la aspiración y el sueño de transmitirla por la televisión nacional, aunque si no se logra, pues saldrá en el paquete”.
Lo que muchos no conocen es que el futuro de Oye mi Canto está detenido, o al menos se propone un mejor substituto, según refiere Aramis.
“Lo producimos nosotros mismos. Recibo una ayuda de distintas instituciones, pero no lo suficiente como para hacer un programa que pueda competir ahora mismo con lo que ya se está haciendo en La Habana”.
“Tengo listo un nuevo proyecto, un Oye mi Canto nuevo que de hecho tendrá otro nombre, pero necesito un dinero que en estos momentos no tengo en la mano. Es una idea que estoy seguro le interesaría mucho a RTV Comercial, por ejemplo, porque tiene el sello santiaguero, de sus tradiciones y su cultura. No obstante, ahora mismo tengo dos o tres compromisos que tengo que cumplir los próximos años, así que tendrá que esperar”.
Producir audiovisuales es en un reto que navega entre varias aguas: la incultura que existe en relación a esta industria, el desconocimiento al encarecido valor de la técnica a emplear, de ahí la venta de los productos por debajo del verdadero valor, la obsolescencia tecnológica que avanza sin pausa y con prisa… se convierte en un círculo vicioso; no se paga lo que realmente cuesta y no se adquiere nueva tecnología por la carencia de recursos. No asfixiarse o perecer en el camino, es tarea de titanes.
“¿Cómo mantenerme en el negocio? Mira la técnica que yo tengo la he adquirido a lo largo de todos estos años con mucho trabajo y con la ayuda de personas que admiran lo que hacemos. Poseo una tecnología que hasta donde sé es única en Oriente y quizás en Cuba. Hago trabajos con algunas instituciones de la provincia y filmo muchos de los espectáculos que se realizan en Santiago de Cuba. Algunos de ellos no son muy rentables pero me permiten demostrarle a las personas lo que tengo y puedo ofrecer. Además pongo mi tecnología a disposición de otras productoras audiovisuales del país y de otras naciones”.
“Para que tengas una idea, Santiago de Cuba, con la tecnología que actualmente tiene Lía Videos podría convertirse en una potencia televisiva, en realización de programas para la televisión. Nosotros contamos con una unidad móvil de alta definición, con ella se puede hacer cualquier cosa en tiempo real”.
Lía Videos cumplirá 20 años de fundada en 2017. Tienen en su palmarés una infinidad de producciones. Entre las más recientes están dos documentales sobre dos de los Sumos Pontífices que han visitado el país y Santiago de Cuba, también hermosas realizaciones audiovisuales sobre el Festival del Caribe, por diez años, documentales también, entre ellos uno dedicado al Coro Madrigalista, materiales realizados a El Médico, Eliades Ochoa y al Septeto Santiaguero, sin olvidar la filmación de espectáculos en la llamada Capital del Caribe. La oficina radica en el Complejo Cultural Heredia.
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