Un error humano provocó el accidente de trenes en Italia que le costó la vida a 27 personas

El Jefe de la estacion de Bari (Norte) Vitto Picarreta, dice que él es el responsable

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Foto © Un error humano provocó el accidente de trenes en Italia que le costó la vida a 27 personas

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Este artículo es de hace 8 años

Vito Piccarreta, el jefe de la estación de trenes del norte de Bari, un hombre de 24 años de servicio en los ferrocarriles italianos, ha dicho que él, y nadie más que él, es el responsable del accidente de trenes ocurrido hace escasas horas en ese país europeo, y que le costara la vida al menos a 27 personas.

"Soy yo el culpable; fui yo quien dejó salir ese tren de la estación", dijo Piccarreta a los medios.


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"Había mucha confusión; los trenes estaban retrasados", dijo desde detrás de la puerta principal de un condominio suburbano en Corato.

Según el diario La Stampa, Vito "estaba tumbado en el sofá sin zapatos, como si padeciera alguna enfermedad crónica; sin deseos de hablar".

Su esposa dice que ni siquiera le contesta el teléfono a los amigos.

El peor desastre ferroviario en la historia de Italia, dice La Stampa, "también puede ser visto como una historia elemental."

Y es que debido al retraso de varios trenes, ese martes por la mañana se decidió añadir un segundo tren para aliviar la congestión existente. Un segundo tren que no estaba previsto saliera.

Vito sabía bien cual debería ser el intervalo entre los tres trenes acostumbrados a salir todos los días, pero la rutina, le jugó una mala pasada, y olvidó ese fatídico "segundo tren"

Pero si Piccarreta comete un error, Alessio Porcelli el jefe de la estación de Corato, tampoco se dio cuenta que hacia "su lugar", desde donde antes había partido un tren rumbo a la estación de Piccarreta, se dirigía un tren "enviado" por el propio Piccarreta. Sería entonces un segundo culpable.

E incluso, hay un tercero, el maquinista de uno de los dos trenes, Pasquale Abbasciano, quien "atrasado en el reloj" decidió imprimirle a su tren la velocidad de 100 km/h.

Y no había mucho que hacer; no había espacio, ni un ramal al cual desviarse. Era una sola línea, y tan solo había 5 minutos de diferencia entre los trenes.

foto: diario La Stampa

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