La intensa semana de la comunidad cubana en Ecuador quedará grabada en la retina de migrantes y familiares durante mucho tiempo. El balance de ciudadanos de la Isla deportados asciende a 121, según informó el Ministerio de Interior del país latinoamericano.
Estos datos llegan después que un tribunal penal rechazara el recurso de hábeas corpus y dictaminara la "deportación inmediata” de los ciudadanos cubanos “que se encontraban en situación irregular en territorio ecuatoriano”, señaló la cartera en un comunicado.
Según recoge Cubanet, la repatriación se realizó desde el aeropuerto de Latacunga, en el centro del país, en un avión de la Fuerza Aérea Ecuatoriana. Es el desenlace de una historia que comenzó el pasado miércoles cuando cientos de inmigrantes, que habían acampado en un parque de Quito, fueron desalojados por la Policía Nacional y unos 150 fueron arrestados.
El grupo de inmigrantes estuvo acampado desde junio en los aledaños de la embajada de Mexico en Quito y en los dos parques de la ciudad para pedir la visa humanitaria con el objetivo de llegar a suelo estadounidense. Tan sólo 29 encontraron la libertad y pudieron permanecer en el país.
Mientras que para diferentes juristas la deportación no es legal, para el Gobierno de la Isla la repatriación se hizo conforme a la ley. De hecho el Ejecutivo culpó a una ley norteamericana como la responsable del flujo continuo de migrantes que huyen a Estados Unidos mediante terceros países.
Según la citada información, desde 1966 la Ley de Ajuste Cubano privilegia con permisos de residencia y trabajo a los cubanos que emigran ilegalmente a Estados Unidos.
No hay que olvidar que el acercamiento entre Washington y La Habana en 2014 hizo que aumentara el flujo de salida de cubanos, temerosos de que las políticas favorables a su estancia en suelo de EEUU se acabaran.
Efraín Sánchez, vocero de los que protestaban en Quito, dijo hace dos semanas a la agencia AFP que unos 5.000 cubanos que están en Ecuador desean viajar a Estados Unidos a través de México, adonde quieren arribar por vía aérea sin correr los riesgos de ir por tierra.
(Imagen de El Diario).
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