En los últimos meses, ha sido frecuente la cancelación o demora de vuelos nacionales en Cuba.
Los pasajeros han padecido la falta de información, la negligencia en las actuaciones, e incluso el maltrato, según destacan los propios medios de prensa de la Isla.
A ello se sumaría el sistemático incumplimiento de disposiciones internacionales, una de ellas remitiría a la entrega de una merienda gratis a los pasajeros cuando la salida del vuelo se demora por varias horas.
Según destacan los citados medios, existirían limitaciones objetivas derivadas del embargo comercial y financiero de EE.UU. sobre Cuba, sobre todo en lo relativo a: aeronaves menos eficientes; gastos adicionales por el alquiler de aviones; los precios del combustible; la falta de piezas; el impedimento de adquirir tecnología avanzada; equipamientos y otros accesorios.
Sin embargo, el hecho de ser la Aeronáutica Civil de los sectores más afectados por el llamado “bloqueo” no puede, ni debe ser, excusa para escapar del negligente desempeño de quienes con sus actuaciones agravan las condiciones de la transportación de pasajeros.
Un ejemplo: en Cubana de Aviación, el precio del “refrigerio” es de 5 CUC; sin embargo, no se ofrece esa información al viajero y la tablilla de precios está desactualizada, lo que puede convertirse en lo que ya sabemos: un engaño al consumidor.
La falta de ética y de profesionalidad no se “bloquean” desde fuera del país sino que se generan en el interior mismo de la Isla.
Opiniones negativas, quejas, cuestionamientos y serias dudas sobre su calidad, estarían empañando actualmente la imagen de Cubana de Aviación; y tengamos algo claro, cuando son capaces de reconocerlo los propios medios de prensa de la Isla, es porque la gravedad del asunto trasciende.
A las afectaciones financieras que provoca el bloqueo en la Aeronáutica Civil, hay que añadir los miles de dólares que se gastan por no prevenir o buscar alternativas, en el menor tiempo posible, para la salida de los pasajeros.
En ocasiones se les retiene el vuelo por varias horas o días, en condiciones de incertidumbre y sin la información adecuada.
Para los viajeros (muchos de la Isla y algunos extranjeros), la demora en los vuelos repercute directamente en sus bolsillos por los costos de alimentación y hasta de hospedaje, que puede llegar a generar la demora de un vuelo que a veces se extiende durante días.
Como todos sabemos, Cuba se está abriendo al mundo, recibe más turismo cada vez, y pronto, incluso, podría recibir gran número de vuelos directos de EE.UU. Sin embargo, es en momentos así, donde crecen las alas y los sueños, donde no se debe olvidar una idea primordial: “lo mío, primero”.
No es egoísmo, es sentido común, es justicia hacia un pueblo que se merece lo mejor.
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