¿Qué pasa con los Ministros en Cuba?

Si usted no sabe, o sabe poco, leámos esta nota y quizás lleguemos a una respuesta.

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Este artículo es de hace 8 años

Una especie de "crónica" aparecida en Cartas de Cuba, tomada del blog de Lilibeth, donde fue publicada hace un año, nos habla acerca de misterios y secretos ministeriales cubanos.

Leyéndola, me viene a la mente no solo un Deja-Vú sino también una ligera reflexión.


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No divaguemos: la misma pregunta que se hizo Lilibeth hace un año, y que Ravsberg reproduce en su blog en este 2016, se la hizo un guajirito estudiante de la UCI hace unos cuantos años atrás a Ricardo Alarcón de Quesada, y que se sepa, aún no se ha respondido.

¿Qué hay con los ministros cubanos? O digámoslo en "cubañol": ¿Qué volá con los Ministros cubanos?

Dice Lilibeth:

"En la política cubana de los últimos cincuenta años los ministros no renuncian, no son removidos por presión popular, sino renovados, trasladados para cumplir otras funciones, tranquilamente, tan en silencio que uno no sabe por qué, si hizo un buen trabajo o uno mediocre, si mejoró o empeoró la vida de la gente, nada."

Una afirmación que apenas es el comienzo de una muy buena nota periodística - perdón si al principio dije que era una crónica, es que mis años me obligan a expresarme así cuando tantos Ministros he visto caer y surgir, y caer - en la cual se afirma como una verdad de Perogrullo que "si asumimos que la mayoría de los cubanos está al tanto de las decisiones de la alta política nacional a través de la prensa, entonces el hijo del vecino sabe más de la vida de algún excelentísimo señor de Malasia que del titular de un ministerio cubano." Dicho con ironía, con sarcasmo, pero no hay nada más real.

Yo recuerdo a Marcos Portal, y recuerdo al padre de un amigo que fue Ministro de la Goma, y recuerdo a mi querido Sergio Figueredo, a quien cariñosamente llamábamos "El Ministro", pero fuera de esos, conocí a Robaina porque tenía que conocerlo. Los demás ¿quiénes eran? ¿qué hacían? Y yo precisamente no soy de esos que les gusta andar por la vida desinformado.

Cuando Eliecer Ávila, le lanzó aquella pregunta a Alarcón en plena UCI, si no tembló Cuba fue porque no se divulgó aquel encuentro por TV en vivo; pero cuando se hizo clandestinamente, por discos y "usebés" la gente no pudo menos que respaldar al guajirito tunero.

Vienen y van; y viven y por lo general "tampoco dan la cara cuando se equivocan".

Dice Lilibeth: "El único explote ministerial público del que tengo noticias, la protagonizó el ex ministro de Relaciones Exteriores Felipe Pérez Roque, y ni entonces fueron públicos los porqués: yo, por ejemplo, que no milito en el Partido o la Juventud, no fui informada debidamente, como ciudadana que sí soy, de su suerte."

A fin de cuentas, tanto como se lo pregunta ella ahora, me lo pregunté yo cuando destituyeron a Robertico Robaina de Ministro de Relaciones Exteriores.

Mi abuela, que en aquel entonces vivía en los Estados Unidos y que hacía gestiones para "llamarme a sus filas", supo ese mismo día que "la señora bien conectada en Cuba" que nos estaba "resolviendo" mi salida del país, era la mujer del ahora pintor Robertico.

Mi abuela era tan ingenua, que fue incapaz de aseverarlo. Su "yo creo que tiene algo que ver" pudiera servir ahora mismo para explicar el porqué hace unos días, le cortaron la cabeza al Ministro de Cultura. Aclaremos: yo creo que la destitución de Toledo debió suceder porque la cultura en Cuba anda muy perdida; la gente no sabe ni quien es quien; en exámenes de ingreso a la Universidad, estudiantes de 12 grado dicen que Maceo vino en el Granma, Si yo creo que tiene algo que ver con eso; aunque pensándolo bien, eso de la prueba de Ingreso le atañe al Ministro de Educación. Ah, a ese también lo destituyeron hace unos días.

Son servidores públicos los Ministros, sepámoslo. Y a no ser que divulgar sus destituciones constituyan "echar por tierra" una investigación policial o algo por el estilo, la gente en Cuba, al menos debería saber si, bajo sus mandatos, el pan se hizo mejor, si el transporte mejoró, o si esto, o si lo otro; pero como el secretismo marcha "apululu" en nuestra nación hace años, nadie sabe, ahora mismo que decir u opinar. La gente piensa que algo hizo mal, pero desconoce, lo cual, evidentemente, da pie a las nefastas bolas.

¿Que el Estado tiene ese deber con el pueblo de mantenerlo informado? Sí, claro. ¿Lo hace? No.

"El pueblo elige a sus representantes", reza el viejo slogan partidista.

Solo que el pueblo no sabe, después que los elige, lo que sucede después.

Aunque jocosamente lo(s) resuma (a) todo(s) dentro del llamado "Plan Pijama".

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