Sabido es que Kempinski Hotels ―un emporio hotelero suizo con más de 80 hoteles alrededor del mundo― adquirió los derechos para administrar y comercializar el hotel de lujo que se construye en la emblemática Manzana de Gómez, en La Habana Vieja.
Aunque se espera que comience a funcionar en octubre del 2016, según publicó en redes sociales un alto directivo de la cadena hotelera suiza, lo cierto es que recientes informaciones indican que es posible que no se pueda cumplir ese plazo previsto, pues hay retraso en la obras, según se puede evidenciar con un rápido vistazo desde el exterior.
Hay avances reconstructivos en las fachadas exteriores, no así en lo que se vislumbra ―desde fuera― en relación con el interior del voluminoso recinto.
El hotel formará parte del grupo del grupo turístico Gaviota S.A., y tendrá cinco estrellas y 246 habitaciones.
La inversión corre a cargo de la inmobiliaria ALMEST (del consorcio militar GAESA), que hace 28 meses confió la ejecución de la obra a las constructoras Unión de Construcciones Militares (UCM) y a la francesa Bouygues Bâtiment International (BBI).
Los ingenieros y arquitectos de la Oficina del Historiador de la Ciudad, por su parte, acometieron el proyecto civil.
Aunque era previsible que la restauración de ese contundente edificio ecléctico ―que abarca una héctarea de superficie y tiene cinco plantas― iba a ser muy complicada, la realidad está dejando en entredicho la correcta organización del trabajo, según testimonia Diario de Cuba en un reporte sobre el tema.
El plazo para concluir la obras ha sido de 31 meses, término bastante conservador, acorde a las opiniones de algunos especialistas.
A apenas tres meses de la "inauguración", pocos avances se muestran en el interior de las habitaciones y los corredores en diagonal de la planta baja no han sido rehechos, por poner solo dos ejemplos.
La experiencia de un jefe de obra jubilado, entrevistado por el citado medio, considera que es poco probable que la obra pueda estar acabada para octubre, e incluso llega a aventurar que a la ejecución del proyecto le quede un año más.
¿Pero cuáles pueden ser las causas del retraso? Entre las causas se podrían encontrar los bajos salarios y estímulos.
La UCM empleó un número importantes de soldados del Servicio Militar General (SMG) para las primeras labores de demolición y acarreo de escombros.
No obstante, luego se vio obligada a contratar mano de obra especializada en albañilería, electricidad, plomería y otros servicios.
A esa mano de obra cualificada estaba previsto que se le pagara, según contrato, una cifra cercana a los 500 MN, más un estímulo que podría rondar los 80 CUC.
Sin embargo, en el caso de los operarios (trabajadores civiles) —según la fuente— habría muchas quejas por incumplimiento en los contratos.
Ello habría propiciado que desde finales del 2015 se haya producido un éxodo significativo de trabajadores calificados, a consecuencia del impago de la estimulación de 80 CUC por parte de la BBI (o de Cuba, que es de suponer que acaba siendo la intermediaria entre la empresa francesa y los trabajadores).
Sabido y doloroso es que la mediación del Estado cubano en las licitaciones con empresas extranjeras reduce el salario y/o estimulación de los obreros nacionales.
No obstante, también debe decirse que los trabajadores seleccionados —en su mayoría de provincias― han sido albergados en centros con magníficas condiciones, entre las que se destacan la buena comida y el aire acondicionado.
También se les provee y exige utilizar los medios de protección para realizar sus labores. Condiciones estas que las constructoras extranjeras tienen que garantizar, porque lo contrario les puede acarrear severas multas.
En los próximos tres meses habrá que seguir de cerca la evolución de ese monstruo arquitectónico que es la Manzana de Gómez, pero está claro que habrá que espabilar, porque los milagros no existen.
(Imagen tomada de granma)
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