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La delincuencia y el vandalismo comienzan a abrirse paso de forma preocupante en Cuba y, especialmente, en Cienfuegos donde los monumentos están siendo los blancos preferidos. En este ocasión le tocó a la escultura de Juan Dionisio Gil, general de brigada del Ejército Libertador, cuyo sable fue arrancado de cuajo, según el relato de 14ymedio.
La estatua, bañada en bronce, fue víctima de su propio material goloso, especialmente para "alguna de esas personas que se dedican a vender materia prima, porque ¿quién más haría algo así?", argumentaba Baby, una vecina del humilde barrio de Punta Cotica, lugar donde reposa el monumento.
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Para esta vecina cienfueguera el principal problema es que la "gente ya no sabe qué inventar, ya han agarrado a más de uno robando los cables de la electricidad, imagínate lo que pueden hacer con una estatua. Cualquier día la levantan y se la llevan", avisó.
Según la citada información, los problemas sociales y económicos por los que atraviesa el país han llevado a un preocupante aumento de los actos vandálicos contra los bienes públicos. No es la primera vez que aparecen pintadas en el rostro pulcro de una Cienfuegos declarada como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco en 2005.
La realidad es que la estatua del general Juan Dionisio Gil ha pasado a ser, 100 años después de su inauguración, un codiciado objeto para vender su material a la Empresa Provincial de Recuperación de Materias Primas a cambio de algunos centavos.
La localidad anda escandalizada por lo sucedido porque "Cienfuegos es un pueblo tranquilo, nunca había escuchado que hicieran algo así", denunció a 14ymedio Luisa, maestra de una escuela primaria cercana.
"Es terrible el ejemplo que puedan dejar a las nuevas generaciones. Esa escultura es parte del patrimonio local, debería estar mejor protegida, como la de Martí en el parque, que le colocaron una reja alrededor para que no la dañaran más", añadió.
De hecho, se trata de la talla de un dominicano en el extranjero, el cual perteneció al ejército de la República Dominicana donde fue objeto de varias sanciones por actos de indisciplina. Tras su retirada se instaló en Cienfuegos, ciudad por donde fue evacuado el último hombre de las tropas españolas de América y que, por aquellos años, era una de las más pujantes de la Isla.
El hecho clave sucedió el 28 de diciembre de 1899 cuando Dionisio Gil se enfrentó con un inspector sanitario, que, presuntamente, ofendió al oriental que regentaba una fonda que acostumbraba visitar; en la Plaza de Armas de la ciudad. Al regresar a su casa, la policía trató de detener al general en un encuentro que terminó en una pelea mortal para el dominicano.
Su muerte conmocionó a la sociedad del momento, que terminó por recaudar dinero para levantar el actual monumento. El artista José Villalta de Saavedra, alumno del escultor Miguel Valls, fue el encargado de esculpir la escultura.
(Imagen de 14ymedio).
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