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A pesar de que nadie pudo evitar que Mohamed Lahouaiej Bouhlel perpetrara una masacre con 84 muertos, la trágica noche de Niza contó con un héroe que arriesgó su propia vida en un gesto tan valiente como desesperado.
Se trata de Franck, el héroe de la moto que quiso detener el camión de la muerte y que todavía tiene reciente el parte médico que le dejó su hazaña. Además de varias cicatrices y un dolor en su mano izquierda, el incidente le dejó una costilla rota e importantes hematomas en la espalda.
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El diario francés Nice-Matin entrevistó en exclusiva a este empleado del aeropuerto de Niza, que narra cómo decidió asaltar al terrorista y qué vio a su alrededor en unos instantes cargados de drama.
Lo que empezó como una tranquila velada terminó en una noche que tardará en olvidar. Franck pretendía acudir con su esposa a los fuegos artificiales, que conmemoraban el Día de la Fiesta nacional de Francia, pero se les hizo tarde y prefirieron cambiar sus planes de ocio.
"De repente vimos una estampida de gente gritando y corriendo sin rumbo en todas las direcciones como si estuvieran huyendo de algo. Fue entonces cuando vimos que el camión venía. Nosotros estábamos en medio de la carretera, había pocos coches, y el camión nos adelantó por la acera mientras los cuerpos volaban por todas partes", relató.
Fue en ese momento cuando Franck decidió pasar la acción a pesar de que su mujer trató de frenarle. En el relato al rotativo francés explicó que "para alcanzar al camión tuve que hacer un slalom entre vivos y muertos. Estaba en la parte trasera del camión cuando aceleré porque quería detenerlo a toda costa y para ello mi objetivo era llegar a la cabina".
"Tras llegar a la altura de la cabina me lancé contra el vehículo. Recuerdo caer y ver como se fue a toda velocidad, pero conseguí alcanzar los escalones previos a la cabina del conductor. En este momento frente a él me golpeó varias veces, le devolvió los golpes en el rostro con su mano izquierda pero ni se inmutó. Tenía una pistola en su mano, trató de cargarla pero no le funcionó y al no poder abrir la puerta terminó por asestarme un culatazo en la cabeza", detalló el trabajador aeroportuario de la Costa Azul.
Un estremecedor relato de este padre de familia, que se sumó en aquella noche a los cientos de héroes que trataron de poner su grano de arena para evitar un crimen de odio despiadado.
(Imagen de archivo).
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