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Como todo... primero eran 250 y dos días después eran 500.
A la semana ya eran miles, y con el paso del tiempo, suman 4000 ya, los cubanos "anclados" en Turbo, según el alcalde de la localidad, Alejandro Abuchar González.
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Conforman el núcleo de aproximadamente 900 familias, cuyo único deseo es llegar a los Estados Unidos, aunque no saben cómo. Lo que sí saben, es que ya no pueden hacerlo como habrían venido haciendo otros miles de cubanos que le antecedieron. Primero selva de Darién en Panamá; luego frontera con Costa Rica, luego sobornando a los guardias nicaraguenses; más tarde pagándole a las mafias hondureñas, guatemaltecas y mexicanas. No, ya no. Ya la primera puerta del camino hacia el infierno - detrás de todo infierno hay un Paraíso (USA) - se cerró, y les queda la esperanza de un puente aéreo; pero Colombia ha sido firme y dice que no contribuirá al tráfico ilegal por la región.
Mientras, viven en un albergue, un albergue al cual llegan personas procedentes de Cuba cada día. Vienen desde Guyana, de Venezuela, de Ecuador. Todos vienen escapando... y están encerrados en Turbo.
Algunos, los más solventes, los de familiares en el Norte más generosos, han alquilado casas, o pagan hospedaje; pero la mayoría, que son los más pobres, viven hacinados bajo el techo de un almacén, durmiendo en el suelo; sin esperanzas.
Abuchar González, el alcalde, dice que "espera la llegada de por lo menos 3.000 personas más de la Isla" y que no han recibido ayuda alguna del Gobierno nacional.
Así son las cosas. Mientras Cuba brinda todas las facilidades en la Habana para que el conflicto entre las FARC y el Gobierno Colombiano cese - brindándole a un pueblo la paz que desesperadamente busca desde las calendas griegas -, el gobierno colombiano le da la espalda a los inmigrantes cubanos atiborrados de sueños, deudas, dolores y preocupaciones que han pisado su suelo.
Y mientras unos quince niños están por nacer, sin garantías alguna para su nacionalidad, ni para legalizar el status de sus padres, otro grupo de cubanos deciden dejar el albergue y lanzarse por la selva.
Los niños que nacen reciben lo mínimo e indispensable; menos salubridad, que es lo que más necesita un bebé recién nacido, aparte de la leche materna. Eso sí, no habrá viviendas.
Y quizás ni aunque el gobierno crease una colonia de cubanos, ellos decidirán quedarse. Turbo es monte, es campo, y los cubanos quieren llegar más lejos; a Miami, Texas, Nueva Jersey.
Donde sea, pero al Norte. Siempre hacia el Norte.
Al American Dream. Al Sueño Americano.
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