Cine de terror en la pantalla veraniega del cine Yara

Lo mejor del ciclo de filmes de horror que presenta el Yara se relaciona con la variedad geográfica y estética, pues se asume el desplazamiento desde Hollywood hacia España, Japón, Reino Unido, Francia y los países nórdicos de un género que algunos creen monopolio norteamericano.

Jaume Balagueró es principalísimo impulsor de este género en España, y su [•REC] 4: Apocalipsis contempla el paulatino caos provocado por una epidemia que convierte a casi todos los personajes, uno a uno, en engendros demoniacos.

Aunque pudiéramos decir que Takashi Miike es el Tarantino japonés, preferimos asegurar que el norteamericano representa la versión anglosajona del maestro de la hibridación genérica y sobre todo del horror en variantes niponas. Yakuza Apocalypse vincula cine gansteril (a la mafia de aquel país se le llama Yakuza) con el horror en vampírico, pues se les restituye a los espantosos inmortales los desbordes sangrientos y el despliegue de violencia machista a lo Tarantino, es decir, a lo Miike.

El súbito ataque de la degeneración carente de toda misericordia, y la locura o el asesinato, vinculados al regreso de un ente maléfico se explotan al máximo, respectivamente, en las irlandesas Desde la oscuridad y El canal, esta última con ciertas reminiscencias de ese clásico innegable que es El resplandor. La legión de admiradores con que cuenta el filme de Stanley Kubrick seguramente disfrutará, con el imprescindible sobresalto, de los múltiples puntos de contacto entre el clásico y la sucedánea.

Sin embargo, el premio al exotismo se lo llevan la israelí Jeruzalem y la británica El ansia, que es la más antigua del ciclo en tanto se estrenó en 1983. La zeta de zombi en el filme Jeruzalem se asocia a la apertura de infernales subterráneos, justo en los tenebrosos callejones de la ciudad considerada sagrada por el judaísmo, el cristianismo y el islam. Derrochan glamour Catherine Deneuve, David Bowie y Susan Sarandon en la fantasía gótica, y vampírica, que es El ansia (foto) otra demostración de que el horror puede ser vehículo para esteticismos varios.

Por supuesto, que hay también varios títulos atractivos procedentes de Estados Unidos, pero casi todos están dirigidos por cineastas menos significativos. Está Maggie, con Arnold Schwarzenegger defendiendo a su hija infectada por un virus también apocalíptico; Donde el diablo se esconde, que cultiva la variante demonológica del horror; Oscura era la noche, donde se reitera la intimidación de una cohorte de siniestros innombrables; además de El niño y Poltergeist, ambas concentradas en lo inquietante de una presencia infantil en medio de incidentes alterados o sobrenaturales.

Destaca la presencia en Mensajeros del miedo de La visita, uno de los filmes más recientes de M. Night Shyamalan, consagrado por su tratamiento realista, y los giros inesperados, del horror sobrenatural, como se percibe en la perturbadora El sexto sentido (1999) un filme que volvió a vestir de largo un género muchas veces maltratado por la improvisación de artesanos carentes de imaginación. Mensajeros del miedo demuestra una porción de los muchos aciertos que el género propone.