La Habana.- Los videojuegos ganan adeptos en Cuba. Cada vez es más usual que jóvenes y adolescentes creen sus propios espacios de socialización alrededor de los videojuegos y son, igualmente, cada vez más frecuentes las alternativas creadas entre los seguidores de esta forma de entretenimiento para aglutinarse y compartir información.
Una de las redes inalámbricas que más adeptos ha ganado en los últimos años, conocida como SNET, nació precisamente para permitir el juego en red en ausencia de Internet.
Según Javier Muñiz, un usuario de esta plataforma extendida por casi toda La Habana, esta modalidad de wifi pisa en terreno inseguro: es ilegal comprar los equipos y dispositivos para establecerla y tampoco hay una norma clara sobre el uso de ese espacio aéreo.
“La SNET tiene como 10 años y si te descubren, lo confiscan todo, a mí me ha pasado”, contó a la Redacción IPS Cuba el joven, de 25 años.
A la novia de Javier, Marialis Hernández, también le gusta jugar. “Son menos las muchachitas que se meten en esto, pero yo conozco algunas y somos igual que otras”, valoró.
Reinier Álvarez, estudiante del Instituto Superior de Arte, señaló que lo más frecuente es jugar en red, aunque hay quienes hacen una especie de “piyamada” y se reúnen varias personas en una casa.
“En mi edificio hicimos una red, compramos un nano y después hasta nos unimos por wifi a otras del Cerro y del Vedado, éramos en total más de 600 personas”, contó.
La forma más común de entrelazarnos es usando los cables de la corriente y se le paga a alguien para que ponga el cable de red como si fuera otro más de la electricidad, explicó.
“Hasta escuché que había algunos proyectos de conectarse de esa forma con otras provincias”, comentó.
“Ya estoy quitado (fuera) de eso, me di cuenta que estaba perdiendo mucho el tiempo, aunque no solo usábamos la red para jugar: por ahí compartíamos muchas cosas, antivirus, música… o el chat para conversar”, concluyó Álvarez.
Según Dariel Pradas, de 21 años, lo que más se juega en Cuba es Dota (desarrollado por Valve Corporation) y Warcraft (de la franquicia Blizzard Entertainment) y a quienes más lo hacen se les conoce como “turbeadores” o “gamers”.
“En la Facultad de Matemáticas y Cibernética de la Universidad de La Habana hay muchos de esos, aprovechan el tiempo libre y juegan para desconectar, después uno va teniendo otros intereses y deja el juego de lado”, dijo.
Incluso Cuba fomenta el desarrollo de videojuegos locales gracias a la colaboración de la Universidad de Ciencias Informáticas, los Estudios de Animación del estatal Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic) y los Joven Club de Computación.
Los software creados hasta el momento tienen fines didácticos y educativos, tal es el caso de Bojeo a Cuba, Energía para aprender, Rápido y curioso, La Familia, Pinta conmigo, La gata Mimi, Gesta final, Comando Pintura, El capitán Plin, Fernanda, Beisbolito, Chivichana, Especies invasoras y Aventuras en la manigua.
Por otra parte, siguen en activo asociaciones independientes como la Agrupación de Deportes Electrónicos de Cuba, creada en 2007, que pretende impulsar la cultura del videojuego, entendida como un espacio de socialización.
Mientras, el grupo DotA Cuba organiza torneos y cuenta con un equipo de coordinación integrado por diseñadores, periodistas, fotógrafos y programadores. La Fábrica de Arte Cubano y la Casa de la Federación Estudiantil Universitaria fueron los primeros que le abrieron las puertas.
Ante la buena acogida por parte del público, el Proyecto 23 del Icaic les dio su apoyo y ya organizaron actividades en el cine Yara y Riviera, que cobran la entrada a 25 pesos cubanos (un dólar).
También existen algunas publicaciones independientes y sitios web que promueven el quehacer de los “gamers” cubanos y divulgan sus torneos. (2016)
Foto: Jorge Luis Baños/ IPS
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