Mucho calor, habaneros sedientos, y poco líquido para beber

El Instituto de Meteorología anuncia, todos los días, mucho calor. Mientras que el agua, natural y mineral, o los refrescos, escasean en la red de tiendas habaneras.

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Este artículo es de hace 8 años

Mientras las máximas temperaturas promedian 33 grados, y el sol amenaza con derretir el pavimento entre las once de la mañana y las tres de la tarde, en La Habana es muy común que “se pierda” súbitamente el agua embotellada, en recipiente pequeño, y solo esté a la venta el galón (totalmente inmanejable y carísimo) o el pomo grande.

De todas formas, se puede considerar dichoso quien consiga a veces, en días de crisis, un pomo grande o un galón, porque también es común que simplemente no haya agua ninguna, y la escasa disponible esté caliente.


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Todos los congeladores, refrigeradores y neveras de establecimientos públicos para vender líquidos, helados o refrescos parecen ponerse de acuerdo para estropearse en verano. Y a ello se suma la escasa previsión de administradores y vendedores que jamás tienen el producto frío, como debiera ser si trabajar para satisfacer las necesidades de quien paga.

Los refrescos serían un paliativo, aunque ya se sabe que es un error caro para la salud sustituir agua por gaseosas. De todos modos, en Cuba es imposible. Porque si el agua escasea a veces, y casi siempre está caliente, no está muy lejos la situación de los refrescos enlatados. El más asequible es el llamado refresco “prieto”, como se le dice en Cuba a los sucedáneos de la Coca Cola estilo TuKola u otro. La malta, de marca Bucanero, también se pierde y aparece, aquí o allá, y sus aficionados tienen que armar auténticas búsquedas y capturas por todo el territorio capitalino.

Se sabe que las plantas productoras de Los Portales, en Pinar del Río, y Ciego Montero, en Cienfuegos, estuvieron durante muchos años en las mejores condiciones para satisfacer no solo el mercado nacional, sino también las exportaciones. Pero últimamente, desde hace alrededor de cuatro o cinco meses, la capital sufre sucesivos desabastecimientos en estos rubros, justo cuando el calor arrecia.

Ignoro lo que está ocurriendo en términos de producción (el secretismo económico cubano nos impide saberlo) pero es muy común ver las cafeterías completamente desabastecidas, con un solo tipo de refresco, o ninguno, mientras los refrescos importados, que cuestan el doble, siguen esperando por el maltratado bolsillo del cubano, para el cual es un lujazo poder tomarse un Fanta o un Sprite.

Si en Cuba quedaran naranjas para hacer jugos naturales, si la Fruta Bomba no costara lo que cuesta, si el limón no costara un peso cada uno independientemente de su tamaño, existiría la opción de los refrescantes jugos naturales. Y en la realidad los negocios particulares (en ninguno, bajo ningún concepto regalan agua, como ocurría en otra época) son los que han sacado la cara para tratar de satisfacer la necesidad de hidratarse de los habaneros.

Y súbitamente, los jugos naturales van subiendo de precio desde un peso cubano hasta tres, que es lo que cuesta en cualquier cafetería privada de baja categoría, porque el precio se eleva hasta cinco o diez pesos si se trata de una simple limonada frappé, o de un jugo de mango con hielo (que es el más común en estos meses).

En todo caso, para tratar de aminorar la necesidad de líquido con el calor deshidratante, los habaneros han incorporado la sana costumbre de salir con agua en un pomo, que les permite olvidarse de los altibajos del suministro de aguas y refrescos, o de los altos precios de los jugos naturales. Y por otro lado, a partir del viernes 5 de agosto hay Olimpiada, que los cubanos vivimos con un fervor particular, así que saldrán a la calle, a enfrentar el calor, la sed y el mal humor de los boteros, solo aquellos pobres que no tengan vacaciones y no les quede más remedio.

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Joel del Río

Joel del Río. Periodista, crítico de arte y profesor. Trabaja como redactor de prensa en el ICAIC. Colabora en temas culturales con algunos de los principales medios en Cuba. Ha sido profesor en la FAMCA y la EICTV, de historia del cine y géneros cinematográficos.


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Joel del Río

Joel del Río. Periodista, crítico de arte y profesor. Trabaja como redactor de prensa en el ICAIC. Colabora en temas culturales con algunos de los principales medios en Cuba. Ha sido profesor en la FAMCA y la EICTV, de historia del cine y géneros cinematográficos.