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Una de las curiosidades de Río 2016 es que muchos de los competidores olímpicos de natación usan dos gorros: uno debajo del otro, y lo hace incluso el mismísimo Michael Phelps.
Resulta que la presencia de un segundo gorro ayuda a que las gafas no se muevan de su ubicación original, y ese es uno de los motivos que explica su uso.
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Los nadadores se ponen primero un gorro, a continuación las gafas, y finalmente fijan la correa de estas últimas mediante el otro gorro.
Según ha explicado un entrenador de varios nadadores olímpicos, el motivo principal de esta costumbre, rara a priori, es que la mezcla de materiales contribuye a reducir el rozamiento del agua.
El primer gorro suele estar hecho de látex, que se agarra mejor a la cabeza pero deja arrugas. Sin embargo, el segundo está fabricado con silicona: no se arruga y provoca menos resistencia al agua.
No obstante, la utilización del doble gorro no es una característica que compartan todos los nadadores. Algunos prefieren nadar solo con el gorro de látex.
En los Juegos Olímpicos de Londres 2012, la estadounidense Dana Vollmer se llevó la medalla de oro de los 100 metros mariposa, con la que alcanzó, además, el récord mundial.
Sin embargo, uno de los aspectos más llamativos de su participación fue que, mientras nadaba, se le cayó el gorro, pero por suerte para ella, llevaba otro debajo.
Ventosaterapia (los moretones de Phelps), depilación de fosa nasales o trajes de baño ultrajustados, lo cierto es que el mundo de la natación ya no sabe qué inventar para ganar en velocidad y destreza.
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