Atleta norcoreano alcanza medalla de plata en Río y teme volver a su país

Asegura haber deshonrado a su máximo líder, y no sentirse "un héroe"

 © Om Yung-Chol, llora por haber traicionado al líder norcoreano
Foto © Om Yung-Chol, llora por haber traicionado al líder norcoreano

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Este artículo es de hace 8 años

Om Yun-Chol ganó hace 4 años la medalla de oro, en los Juegos Olímpicos de Londres.

Como ahora, compitió en la categoría de los 56 kilogramos.


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Om Yun-Chol, es una de las grandes figuras del deporte norcoreano.

Pero ahora, en Río, Om terminó segundo, detrás del chino Long Qingquan. O lo que es lo mismo: perdió el título olímpico.

Cualquier otro atleta se sentiría contento con lo alcanzado, pero en su caso, será distinto. En Norcorea, quienes tienen que ganar, y no ganan, son deshonrados públicamente.

Viajemos 6 años atrás en el tiempo. Lleguemos al Mundial de Fútbol de Sudáfrica.

El equipo de fútbol de Corea del Norte, en ese Mundial, cayó ubicado en el mismo grupo de Brasil, Portugal y Costa de Marfil. Los tres, superiores a los norcoreanos. Sin embargo, perder 1-2 ante la canarinha, 0-7 ante los lusitanos, y por último 0-3 ante los marfileños, hubiese sido, en cualquier otro país del planeta, tres derrotas. En Corea del Norte no.

Los futbolistas, a su regreso a Pyongyan, estuvieron de pie, en posición de firmes, durante seis horas frente al Palacio de la Cultura Popular. Según el Jefe del Estado norcoreano "Traicionaron la confianza del Querido Líder, tras una deshonrosa participación en Sudáfrica"; aunque fue el técnico, Kim Jeong Hoon, quien llevó la peor parte, toda vez que fue castigado con trabajos forzados.

Aunque todos los pronósticos daban por eliminada a la selección de Corea del Norte, los líderes comunistas de la RPC, consideraron el fracaso una deshonra.

Solo así, volviendo a la historia, y a los absurdos y ridículos desafueros de algunos tiranos, puede uno entender como es que Om Yun-Chol, puede sentirse.

Deshonesto, y con la medalla aún colgada a su cuello, pedía perdón por ganar la plata.

Y se lo pedía a su líder, al líder supremo de Corea del Norte; al dictador Kim Jong-Un.

“Lo siento por no haber sido capaz de dar una medalla de oro”, comentaba entre sollozos.

Quizás sus lágrimas le salven, como en el 2010 salvaron a Jong Tae-se, futbolista a quien se le recuerda por sus lágrimas en el partido inaugural mientras escuchaba el himno nacional de su país.

¿Cómo pueden suceder estas cosas? Nadie comprende.

Habría que viajar a Corea del Norte, y preguntarle a Kin Jong, porqué, una medalla de plata, en unos Juegos Olímpicos, es una deshonra.

Aunque no aseguro que sd pudiera entender su respuesta.

imagen: www.elespanol.com

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