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Una picadura de un insecto, probablemente una araña, le provocó hinchazón y fiebre de hasta 40 grados a Parzival, el caballo de la jinete holandesa Adelinde Cornelissen horas antes de disputarse la prueba de adiestramiento en el concurso ecuestre de estos Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.
El amor de Adelinde por su caballo, la llevó incluso a dormir en el establo, y pasar continuamente a chequear como se encontraba de salud.
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"Tenía enrojecimiento en el pecho,... tenía veneno en su cuerpo", dijo.
Precisamente el cariño de ella, junto a las atenciones del equipo de veterinarios, lograron que Parzival mostrara signos de mejoría evidente horas antes de la prueba pero, no fue suficiente.
Adelinde y Parzival, ganaron plata olímpica en doma individual y bronce por equipos en Londres-2012, y salieron a la arena de Río para competir una vez más.
En una reunión previa con su team, todos coincidieron en que en la pista habría que ver que sucedería, y fue ahí cuando la jinete notó algo extraño en su animal y en un gesto que arranco lágrimas en muchos, desistió de participar.
"Cuando entramos a la pista, sentí que Parzival no estaba al máximo, y para un luchador como él, que nunca se rinde, tal actitud era preocupante, y para protegerlo renuncié".
"Mi camarada, mi amigo, el caballo que me ha dado toda su vida no se merece sufrir, por eso saludé al público y abandoné el concurso", agregó Cornelissen visiblemente emocionada, quien renunció al sueño de una medalla olímpica, posiblemente hasta a un oro, por cuidar la salud de su caballo Parzival.
con información de: Horse & Hound y foto de NBC
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