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Ilustrado por el artista visual Eduardo Roca “Choco”, el nuevo disco de Tony Ávila se titula Que se haga la luz, contiene 14 temas, todos compuesto por el popular cantautor, y fue producido por una disquera puertorriqueña y patentado por BisMusic para su distribución y comercialización en Cuba.
En la tradición de Ñico Saquito, Sindo Garay, Miguel Matamoros y Pedro Luis Ferrer, el trovador y cantautor cardenense Tony Ávila intenta, en su nuevo disco y posteriores conciertos y actuaciones promocionales, mantener en pie la idea de representar el legado musical africano al Caribe insular.
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También debe decirse que el disco destaca por una cierta versatilidad en la cual incursiona el conocido músico, sin renunciar para nada a las sonoridades que mejor conoce, las guaracheras y humorísticas. También reaparece el hábil cronista de la cotidianidad cubana mediante un tema como Cascarilla, que se mofa del burocratismo.
En el disco destacan dos temas, contentivos de la participación más que justificada de los invitados Omara Portuondo y Elíades Ochoa, quienes interpretan a dúo con Ávila las canciones Negra, y Las mujeres dicen, respectivamente.
Es muy fácil augurarle el mayor éxito a esta quinta producción discográfica de Tony Ávila, un trovador que tomó a Cárdenas como ciudad adoptiva y cuna de sus primeros éxitos en el pentagrama musical contemporáneo cubano. Ávila ha dicho que le debe a Cárdenas su inspiración y primeros aplausos.
A lo largo de los últimos cinco años el trovador se ha convertido en uno de los defensores más populares de la trova, cercana a la guaracha, con temas intensamente radiados y televisados como La choza de Chacho y Chicha, Tiene que haber de to’ y Timbiriche, entre otros.
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