Vídeos relacionados:
Algunos de los viajeros que abordaron el vuelo de JetBlue 387 con destino a Sta Clara, en el primer vuelo inaugural entre Cuba y EE.UUU, tras más de 50 años de interrupción, dicen haberla pasado muy bien en la isla.
Y aunque la Televisión Cubana habia asegurado que en ese vuelo inaugural no había venido ningún turista a bordo, Michael Weissestein, un periodista de AP dice que en el mismo viajaban "un par de mochileros de Oregon y un editor de libros de Chicago y su hija de 16 años de edad" a quienes él llamó "los primeros turistas de Estados Unidos" en los recién restablecido vuelos a la isla.
Lo más leído hoy:
Ninguno de ellos - dice Weissenstein - "tiene familiares en Cuba" y viajaron desde Fort Lauderdale a Sta Clara pagando $200.00 dólares.
"Stephen Compton y su hija Sophia se dirigieron a La Habana. Keane Daly y Taimairie Locke abordaron un autobús a la ciudad colonial de Trinidad."
Keane Daly, estudiante graduado de geología de 25 años de edad expresó:
"He viajado a 30-35 países y este es probablemente uno de los más agradables en los que he estado,", y asegura haber estado esperando "tal vez algo de hostilidad, pero en realidad es todo lo contrario. La gente está muy emocionada por los estadounidenses que vienen a Cuba."
En momentos en que la economía cubana sufre lo que han denominado "un ligero período especial", la apertura de los vuelos regulares entre Estados Unidos y la Habana puede significar una importante fuente de ingresos a la depauperada economía cubana.
Es cierto que aún pesa sobre los ciudadanos norteamericanos la prohibición de viajar libremente a la isla, y que incluso, la utilización en Cuba de transacciones financieras con tarjetas de crédito norteamericanas es casi que nulo, pero Cuba se presenta a los ojos del vecino norteño, como la perla que ha estado al alcance de la mano y nunca ha podido ser tomada.
Cuba es también - probablemente - "el único vestigio virgen" que quede en este mundo comercializado.
En un planeta donde en cada ciudad importante vallas de anuncios compiten entre sí cuadra tras cuadra, encontrar un espacio donde no aparezca un cartel de McDonalds, o Coca-Cola, es casi que una rareza; es como viajar atrás en el tiempo, a una isla que "flota" a 90 millas de las costas norteamericana, y que muchos norteamericanos murieron sin poder conocer.
inspirado en una nota aparecida en el sitio web www.columbian.com
Archivado en: