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La escasez y el hambre en Venezuela son tópicos ya conocidos, tanto analistas como espectadores de la noticia no pueden evitar encontrar los paralelismos con la situación que se vive en Cuba desde principios de los noventa. Pero una cosa es estar al tanto y otra conocer las alarmantes estadísticas.
Y es que según un reciente estudio demográfico, un 72,1% de la población venezolana no tiene acceso a una dieta alimenticia óptima, mientras que un 53,9% se acuesta con hambre y un 15,7% se alimenta de residuos de comida que son desechados por los establecimientos comerciales.
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Las estadísticas fueron dadas a conocer por la Comisión Permanente de Desarrollo Social Integral de la Asamblea Nacional de ese país suramericano, a raíz de una encuesta realizada por el grupo de especialista de la firma More Consulting entre el 8 y el 12 de agosto del presente año que tomó como muestra representativa a 2000 casos.
El sondeo realizado sostiene además que solo un 13,3% de la población mantiene una “dieta óptima” con las tres comidas diarias e ingesta de proteínas. Por otra parte, el índice de aquellos que tienen acceso a una “dieta media” (se alimentan dos veces diarias con un limitado consumo proteínico) es de 62,3%. Asimismo, el porcentaje de las personas que se alimentan tan solo una o dos veces al día alcanza un 24,2% de los entrevistados.
Sobre la forma de obtención de estos alimentos, la investigación reveló que un 52,3% de la población consigue la comida a través de revendedores, un 45,8% lo hace en la red de supermercado privados, un 36,7% gracias a los familiares, el 30,1% en los mercado públicos, el 15,7% obtiene los alimentos de residuos desechados por establecimientos comerciales, un 13,6% en los Comités Locales de Abastecimiento (mecanismo similar a las bodegas estatales de Cuba donde se subsidian algunos alimentos) y un 5,8% de cosechas propias.
Otros resultados de la pesquisa evidenciaron además que el 48% de los entrevistados reporta haber faltado a su trabajo debido a la ausencia de alimentos en su hogar, mientras que un 58,5% asegura haber tenido que faltar a su centro laboral para salir a comprar los productos de primera necesidad
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