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En un país donde la copia, y no el original, deviene la única opción en los anaqueles, ya sean estatales o privados, los bajos estándares cultivados con el tiempo y la necesidad prevalecen, y el conformismo entonces le gana la batalla a lo legítimo, entiéndase ello también desde el plano legal.
Es este escenario en el que se mueve hoy un negocio bastante “próspero” en Cuba, en palabras de sus principales artífices, tan numerosos como heterogéneos según su posición en el engranaje ilícito de compra-venta, elaboración y re-envase de imitaciones de perfumes.
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Resulta raro pasar tiempo en una casa cubana –donde sea- y que no se escuche a lo lejos el escandaloso pregonar de los compradores de frascos de perfumes vacíos. Por un frasco de marca internacional los compradores de frascos pagan hasta 10 pesos cubanos (0.50 CUC), incluso más si es una marca en boga dentro de la isla.
Siendo el salario mensual promedio unos 25 CUC, en Cuba existe un segmento gigante de personas que no pueden permitirse un Azaro, un Carolina Herrera o un Chanel; marcas tan caras como difíciles de conseguir en las tiendas cubanas. Sin embargo, para ellos se ha buscado una alternativa casi igual de satisfactoria; por ahí empieza el negocio de las imitaciones.
Según recoge un reportaje de Diario de Cuba, la cadena de producción de esta cuasi-industria clandestina comienza en la compra de las esencias, etiquetas y empaque, originales e importados desde México. El resto de los componentes se adquieren en las fábricas estatales cubanas.
De acuerdo con Leonardo H., un productor de perfumes que mantiene su negocio “por la izquierda” y quien también asegura abastecer de esa forma a tiendas estatales, "se compra la esencia de perfumes específicos, de los que están en el bombo aquí en Cuba, como Anais Anais o Ángel".
"Un perfume de marca internacional en las tiendas del Estado tiene un precio mínimo promedio de 30 CUC. Nosotros lo vendemos entre 12 y 15 CUC, según la marca y la calidad final del perfume. Mandé a buscar esencia del perfume Katy Perry, que me han dicho en la calle que ahora está de moda; me advirtieron que es cara la materia prima, pero siempre da la cuenta. Así que posiblemente en par de meses estaré llenando La Habana con ese aroma".
Según recoge DDC, el negocio de re-envasar y vender imitaciones de perfumes en Cuba es parte de una red de fábricas clandestinas, donde también se elaboran y re-envasan desde cigarros y tabacos, hasta refrescos, maltas, helados, cervezas y ron.
Un productor y re-envasador entrevistado por el diario, Orestes L., ralata que al principio se deshacía de la tapa del perfume, “pero después en el proceso de volver a sellar se notaba la evidencia y el cliente no compraba. Para evitar esto se empezó a utilizar una jeringuilla, un pedazo de liga de suero y una tetera”.
Sobre el proceso de elaboración, otra fuente, Raudel R., explicó que todos los frascos deben que ser lavados con alcohol de 96 grados. “Es muy importante esta parte del proceso porque le suprimes el olor del perfume que contenía anteriormente ese frasco”, dijo.
“Con 20 mililitros del alcohol se limpian entre cuatro o cinco frascos, no más porque igual los contaminas. La esencia se compra a 8 CUC y de un cuarto te da para tres frascos de perfumes bien hechos. El negocio deja buenas ganancias. La clave está en saber las proporciones a utilizar para cada perfume, que no queden muy grasientos y, a un mismo tiempo, que tengan buen fijador", acotó.
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