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En el pasado mes de abril ―como parte del intercambio cultural creciente entre Cuba y Estados Unidos― una delegación del Comité Presidencial para las Artes y las Humanidades de ese país visitó Cuba durante cuatro días.
Como parte de la voluntad de estrechar la colaboración y las relaciones culturales entre ambas naciones, se acordó que Cuba protagonizara la edición de 2017 del Festival de Tradiciones Culturales “Folklife”, que cada año el Instituto Smithsonian organiza en Washington.
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Sin embargo, un artículo publicado recientemente por el diario The Washington Post, revela que los negociadores no han logrado ponerse de acuerdo sobre el contrato que regularía los aspectos del evento, así que se cancela.
Los esfuerzos para redactar un documento final no han culminado de manera exitosa, pues ―según destaca la citada publicación― los funcionarios cubanos “no respondieron” a la versión final del contrato que presentó la parte norteamericana.
Linda St. Thomas, portavoz de la Smithsonian, ha subrayado que todavía se desconocen las “objeciones” de la parte cubana para no firmar el acuerdo.
Michael Atwood Mason ―director del Centro Smithsonian de Arte Popular y patrimonio cultural― ha declarado en carta dirigida a Gladys Collazo Usallán, presidenta del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural de Cuba:
"Nos entristece que el pueblo estadounidense y el cubano no se beneficiarán de lo que habría sido una gran oportunidad para el intercambio pueblo a pueblo, pero sin duda estamos abiertos a considerar la inclusión de Cuba en un festival futuro".
Mason explica en su carta que queda poco tiempo para organizar todo "puesto que ahora restan menos de nueve meses hasta el festival” y ya no será “factible producir un programa excelente”.
El diario estadounidense indicó que ni Collazo ni diplomáticos de la Embajada de Cuba en Estados Unidos han realizado, de momento, comentario alguno.
El senador demócrata Patrick J. Leahy afirmó en un comunicado que estaba “decepcionado de que esto no suceda en 2017”.
No obstante, el político insistió en que ambas partes sigan trabajando para que pueda ser posible en algún momento.
Muchos cubanoamericanos del Congreso habían criticado la idea y con el propósito de generar un proyecto inclusivo, los organizadores hasta habían decidido dedicar una parte del programa a la diáspora cubana.
El título provisional del festival era "Cuba: Confluencias, Creatividad & Color", y el evento había sido diseñado con el fin de "explorar la rica diversidad cultural cubana a través de la artesanía, la narración, la música, el lenguaje, la danza, los rituales, tradiciones medicinales, alimentos y más".
Ahora solo queda saber por qué los funcionarios cubanos nunca respondieron al borrador final del contrato.
Será casualidad, o tal vez no, pero en los últimos meses algo no parece fluir en el área de la colaboración cultural en Cuba.
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