Maury Lerner: De estrella de Grandes Ligas a ladrón, mafioso y matón

Fue un pelotero excepcional, pero destructivo... un talento perdido, en el amplio sentido de la palabra.

Maury Lerner: De estrella de Grandes Ligas a ladrón, mafioso y matón © The New York Times
Maury Lerner: De estrella de Grandes Ligas a ladrón, mafioso y matón Foto © The New York Times

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Este artículo es de hace 8 años

Maury Lerner siempre ocupó cintillos en los periódicos.

Las primeras veces que lo hizo, siempre fue por algo que tuvo en su mano: un guante, una pelota de béisbol o un bate. Sobre todo esto último.


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Maury Lerner siempre fue un gran pelotero. Si uno revisa los diarios de la época, encontrará a un chico de colegio, de estatura 6 pies y 2 pulgadas que constantemente le golpeaba bien a la bola y decidía juegos.

En el último año académico, su promedio al bate estuvo fijado en 364.

Era un gran prospecto del beisbol. De las Grandes Ligas, pero algo torció su rumbo

Maury Lerner dice haber sido un niño feliz. Vivía en un dúplex de la calle Verndale, a dos cuadras del mítico estadio de Fenway, el de los Red Sox.

Cuando alcanzó la edad de 18 años, firmó con los senadores de Washington. Fue enviado a las menores y allí bateó un palido 167 de average en 13 juegos. Luego se fue a los Marines.

Regresó en 1957 y se unió a la franquicia de Milwaukee Braves en Boise, Idaho. Bateó 158 hits en 127 juegos y tuvo un impresionante average de 328. Más tarde, en Yakima, Washington, bateó. 348, y pasados unos meses, bateó para 372 con los Piratas de Pittsburgh.

Era bueno, muy bueno en el béisbol, parecía respetuoso, serio...

En la temporada de invierno 1959-1960 se fue a jugar a Nicaragua, y alli se quedó rozando los 400 de promedio.

Pero tenía un espíritu autodestructivo. Nunca quiso, al parecer, aspirar a algo más serio, y los años fueron pasando y cuando tenía ya 26 años ganaba apenas unos $700.00 dólares, y nada más se avizoraba en su futuro. Algunos de los antiguos peloteros de los Yankees de Nueva York recuerdan que Lerner era "un buen jardinero y un gran bateador".

Un año después de Nicaragua, Lerner entró en el mundo de la delincuencia. De ahí, no saldría nunca más.

Empezó en cosas locales. Robos de poca monta, hasta que, armado, un día se apareció en una mueblería de Boston. Fue detenido, y sentenciado a 3 años de condicional.

Apareció unos meses más tarde y se le encontró culpable de "cargos para conspirar y cometer robo a mano armada además de llevar un arma de fuego sin permiso.

Cosas de la vida, pudo en 1962, volver a acariciar los sueños de ser "un grande en el béisbol." Jugó con los Capitales de Raleigh (una organización menor de los Senadores) y bateó para 308 con 8 jonrones.

Ya para esta época - año 1962 aproximadamente - Lerner andaba frecuentemente con dos conocidos delincuentes de Nueva Inglaterra: John Kelley, también conocido como "El Rojo" y George Agisotelis, también conocido como "Billy A." Los dos eran sospechosos robos de camiones de correo, y se presumía que fueron quienes disfrazados de policías robaron en 1962 en Plymouth, Massachusetts, un camión del Servicio Postal y haberse apoderado de $1. 5 millones en efectivo.

Sine embargo, Lerner todavía jugaba béisbol, pero ya su promedio era un exiguo 250, y terminó la temporada en el 1963 con sólo 28 juegos jugados pero ya con un número de FBI. No le interesó más el béisbol.

Sobre él pesaba la sospecha de ser el autor de cinco robos en cinco Bancos de Ahorros en Boston y en un Banco Nacional suburbano. siempre junto a sus socios, Kelley y Agisotelis.

Luego las cosas fueron cogiendo otro nivel, al extremo que junto a "El Rojo" y Billy A, tuvo la mala idea de robarle a un corredor de apuestas vinculado a un mafioso de alto rango.

En 1965 asesinó a un gángster insignificante llamado Robert Rasmussen en Wilmington, Massachusetts.

Y junto a Kelley continuó asesinando y robando, hasta que este mismo, detenido por el FBI confesó todas " las grandes cosas que él, Lerner, había cometido", a cuántos había extorsionado, asesinado

Los agentes del FBI lo detuvieron una mañana temprano en el departamento de Brookline que compartía con su esposa y dos niños pequeños.

Salió de la cárcel en el año 1988, siendo un preso "regenerado". No volvió a sus malos pasos, e incluso, se cambió de ciudad y se alejó de todo aquel ambiente pernicioso. Su esposa murió un tiempo después y quedó tan profundamente devastado que jamás volvió a casarse. Murió, a la edad de 77 años, en el 2013.

En aquel entonces, el hombre duro con el bate, aquel que "bateaba de todo y duro", y que luego fuera un connotado gangster, comenzaba a tener síntomas de demencia.

según una historia de The New York Times.

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