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Publicación original en ELCINEESCORTAR
ELCINEESCORTAR siente la inmensa tragedia que significa la partida física de Reynaldo Miravalles, quien posiblemente sea el más grande actor de cine en la historia de Cuba y, sin duda alguna, uno de los más memorables en su televisión, teatro y radio.
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Por tal razón, hemos decidido hacer un obituario coral de voces representativas de las artes, cubanas o no, radicadas en la isla o fuera de ella, porque el legado de Miravalles trascendió todas las fronteras espaciales y, desde hoy, todas las temporales.
“Desgarrada el alma”, frase que cierta vez dijera en momentos difíciles el fundador del ICAIC Alfredo Guevara, ahora se renuevan con fuerzas porque la institución a la que Reynaldo Agustín Miravalles de la Luz legó muchos de los clásicos que la prestigian, y a pesar de los justos reclamos de algunos cineastas, cerró a cal y canto la posibilidad de que obtuviera, por la obra de toda una vida, el merecidísimo Premio Nacional de Cine. La razón (¿existe una razón?): sencillamente, porque en su madurez decidió establecer residencia junto a su familia a solo 90 millas, cruzando ese mar que solo desune en las mentes retorcidas de los que no comprenden la verdadera esencia de la cubanidad y de que “honrar honra”.
El ICAIC, por verguenza, debería disculparse por sus burocráticas y arcaicas bases de premiación que, como ya hemos cuestionado en este sitio, van contra los principios integradores de la política cultural que aparentemente defienden y de las nuevas políticas migratorias del país.
Muchos nos escriben con dolor ante nuestro pedido, y publicamos todos los mensajes que han llegado. Seguiremos actualizando aquellos testimonios que nos sigan enviando.
Descanse en paz, maestro Reynaldo Miravalles.
ALEXIS VALDÉS (CINEASTA, ACTOR, ESCRITOR)
Recibo con pena la noticia de la muerte de Reynaldo Miravalles, sin dudas el más grande y polifacético actor del Cine y la Televisión de Cuba.
Muchas anécdotas tengo con él. La primera cuando muy joven mi padre me lo presentó en la puerta de Radio Progreso. ¡Qué honor para mi! Era mi Marlon Brando cubano. Ese actorazo que habia admirado en “El Hombre de Maisinicú”, “El Rancheador” y muchas otras. Un genio de la interpretación. Un mito y ejemplo para todos los actores cubanos.
Recuerdo que mi padre le dijo que yo estaba terminando la carrera de ingeniero y él dijo algo como “eso es bueno, una carrera que de billeticos” e hizo un gesto de meterse la mano en el bolsillo. Yo me sentí tan halagado de que aquel gigante tan solo me dirigiera la palabra.
Años mas tarde hice una pelicula, ” María Antonia” de Sergio Giral, quien le había dirigido en “El Rancheador”. En una escena donde yo estaba furioso y tenía un primer plano, el director me pidió que fuera mas sutil, más contenido, y me dijo:
“Miravalles es tan inteligente actuando que en el momento más fuerte de ‘El Rancheador’, en su primer plano, solo se le veía un ligero temblor en un ojo. Eso es ser un gran actor de cine. Un maestro del arte de actuar para una gran pantalla.”
Años mas tarde coincidí con él en el elenco del mítico programa “Alegrías de sobremesa”, al que el daba la gracia de su Melesio y daba un lustre que nos bañaba a todos. Fue muy generoso conmigo. Me dió algunos buenos consejos y me hizo hasta algún piropo. Yo comenzaba a hacer mi personaje de Cristinito y un día en la grabación me dijo: “¿Sabes lo mejor que tiene ese personaje? Que ni siquiera necesita algo gracioso para hacer reir.” Nunca lo olvidé.
Después hicimos giras por Cuba y siempre me trató con mucha deferencia siendo él quién era.
Muchos años mas tarde, por allá por el 2000, vivía yo en Madrid y el director de cine Gerardo Herrero me vino a ver al teatro y me contó que necesitaba un actor cubano para su película “El misterio de Galindez”. Yo pensé “esta es la mia”, pero no.
El buscaba un actor mayor y que hablara inglés, y a la semana siguiente se iba a Cuba a hacer casting. Yo le dije “el mejor actor de Cuba no está en Cuba, está en Miami y además habla inglés como tú necesitas”. Pues Miravalles hizo la pelicula, actuó con Harvey Keitel a quien “se comió con papa” y se ganó el premio de San Sebastián… Y yo me callé que había estado detrás de esa historia que hoy cuento.
Después, aquí en Miami, lo invité varias veces a mi show. Hicimos sketches. Le fallaba un poco la memoria, pero seguía siendo genial verle, escucharle y, aún mas, dialogar con él. Nadie decía las cosas como el Rey.
En el 2013 me vino a ver al teatro en “El Cavernícola” y lo disfrutó muchisimo, y fue muy generoso en elogios al difícil trabajo del monólogo. Fue la última vez que lo vi bien.
Hace unos meses lo encontré en la calle. Se habia perdido. Me contó que quiso visitar un familiar y no encontró la casa. Yo lo llevé hasta su casa, que le costó mucho recordar dónde era. Y me dió mucha pena.
Alguien tan grande para mí y para todos los cubanos, convertido en un ancianito despistado. Se nos estaba yendo. El más grande. El único. El ídolo. El referente.
¡Qué pena para la cultura cubana esta diáspora nuestra! ¿Cuando acabará? ¿Cuántos más moriran sin ser llorados y homenajeados por su pueblo?
Hoy se nos fue del todo. Sé que no hicimos suficiente por él, ni en Miami ni en Cuba. Y no lo sé solo yo, lo sabemos todos los actores y las instituciones y los políticos y todos sus fans.
Rey merecía más atención, más reconocimiento y más cercanía por parte de todos en estos últimos años, los más duros. Pero como decía Serrat: “si todos comprendiésemos que todos llevamos un viejo encima… Quizá llegar a viejo sería todo un progreso, un buen remate, un final con beso.”
Pero como no quiero que ésta sea una nota con final triste, me quedo con la sonrisa y esos ojos pícaros de Melesio Capote, el mejor guajiro del cine y la televisión de Cuba.
Un beso grande para ti, Rey de la actuación cubana y del mundo.
Mis condolencias a sus seres queridos, amigos y admiradores.
JOSÉ MARÍA VITIER (COMPOSITOR Y PIANISTA)
Cuba acaba de perder a uno de sus más grandes actores de todos los tiempos.
Sin ser yo el más adecuado para describir sus méritos, tengo que decir que guardo entre mis más preciados orgullos el haber compartido con él en varias producciones, y disfrutado y aprendido tanto de sus personajes como de su persona.
Lo conocí en la época de los seriales de TV (“En Silencio ha tenido que ser”, “Julito, el pescador”, “El Regreso de David”) cuando encarnaba con excelencia, e incluso con humor, al “malo” de la película. Muchas veces lo escuché ponderar las ventajas de ser “el malo”, para calar en el ánimo del espectador.
Incluso una vez me confesó: “En una película si no te dan el personaje del héroe, trata de ser el que mata al héroe”.
Así lo había comprobado en “El Hombre de Maisinicú” con su inolvidable Cheíto León. Luego compartimos en “Mascaró” de Rapi Diego, donde nos dejó una magistral interpretación de “El Príncipe Patagón”, logrando el difícil equilibrio entre la ironía, la teatralidad y la humanidad de ese personaje que le valió el Premio Coral de Actuaciónen el Festival de Cine Latinoamericana de La Habana en 1991.
Por último, tuve el inmenso honor de trabajar la música para “Esther en alguna parte” de Gerardo Chijona sobre la novela homónima de Lichi Diego (2013). Esta, su última película y, según nos dijo, el personaje mejor escrito que había interpretado, fue para Reynaldo (quizás él lo sabía) su despedida de su amado publico cubano, y ahí quedó para la historia una encarnación perfecta del personaje de Lino Catalá. Una clase magistral de actuación y una expresión entrañable de sinceridad artística y cubana.
Aquí terminan mis recuerdos. Aquí empieza mi gratitud.
IAN PADRÓN (CINEASTA)
Miravalles se va de este mundo con el premio mayor que cualquier artista de la isla puede soñar: el respeto y el cariño del pueblo de Cuba.
Dio mucho más de lo que recibió a cambio; eso hacen los grandes. Nació y murió en Cuba; para “silenciosa” burla a las autoridades culturales cubanas que en los últimos años lo “casi borraron” por vivir en Miami.
Es imperdonable que no recibiera el PREMIO NACIONAL DE CINE.
Ahora “Melesio” debe estar riéndose de todo eso donde quiera que esté: su huella será eterna dentro del cine, la radio y la televisión de Cuba. Gústele a quien le guste y pésele a quien le pese.
PAVEL GIROUD (CINEASTA)
Lo admiraba tanto que escribí el personaje de Rolo Santos de mi película “Omerta” para él, pero en ese momento era imposible llevarlo a Cuba.
Y aunque yo quedé muy complacido con Manuel Porto y saldé la deuda de haber trabajado con él, otro grande, a quien también admiré desde siempre, me quedé con ganas y guardé siempre la esperanza de lograrlo alguna vez.
¿Quién, con tres simples palabras (¡Alberto Delgado, cará!) pasa a la historia del cine de un país?
JUAN CARLOS CREMATA (CINEASTA)
Me duele mucho esa pérdida, al tiempo que me asusta ver cómo se nos va lo que más brilla. Lo cual nos sume aún en la triste oscuridad.
JORGE DALTON (CINEASTA)
Miravalles es tal vez uno de los actores más completos y queridos que han existido en la Cuba contemporánea.
Tuve el privilegio y la suerte de ver todo lo que hizo en primera o desde la última fila, y la historia del Cine Cubanolleva el sello de ese gran actor y magnífico ser humano.
Reynaldo era de un talento extraordinario que también brilló en el teatro y la televisión cubana. Pero Reynaldofue, ante todo, un excelente ciudadano que brilló en las calles de su amada patria que fue hasta hoy el sitio mas importante de su vida.
Creo que será difícil acostumbrarse a vivir sin Reynaldo Miravalles. Se ha ido de este mundo, también, uno de los grandes actores del Cine Latinoamericano.
AARÓN VEGA GRANADOS (CINEASTA)
“¡Oye, y también hablo inglés!”
(A Reynaldo Miravalles: El Mejor Actor de Cuba)
Hace unos años, trabajando en Puerto Rico para el departamento de casting de la película “Havana Nights”, una secuela de la conocida “Dirty Dance”, me pidieron que buscara un actor cubano para interpretar al abuelo del actor mexicano Diego Luna, que hacía un personaje de cubano. Reynaldo fue mi primera propuesta sin pensarlo dos veces.
Tuve la oportunidad de hablar con él varias veces por teléfono, mientras los productores decidían quién haría el papel. Cuando no lo seleccionaron por cuestiones meramente económicas tuve una inevitable decepción. La peli se estaba rodando en Puerto Rico y a la producción le resultaba “costoso” volar a Reynaldo de Miami a San Juan, luego pagarle el hotel, además de la alimentación y el salario, por solo una pequeña escena. Por más que yo les expliqué en detalles y con gran vehemencia de que quién se trataba, ellos optaron por “un actor que tal vez no es tan bueno como el que tu propones, pero sale más económico y es completamente funcional”, esas fueron las palabras casi textuales de la directora de casting. Hasta Hollywood peca por ignorancia.
Me sentí triste por eso y así se lo hice saber años después, en una conversación diáfana e informal que sostuvimos en la mísmisima calle ocho de Miami, en pleno corazón de la Pequeña Habana, a propósito del estreno en el Teatro Tower de su filme “Cercanía”, dirigido por Rolando Díaz. Esa noche Reynaldo me quitó de encima una molestia que yo sentía desde aquel entonces cuando me explicó, con una pavorosa humildad, que existen muchas razones para que a un actor no lo escojan para un papel: “No solo basta el talento”, aseguró.
Y para rematar me hizo una anécdota que yo había escuchado, pero dicha de su boca tomaba otra connotación. Resulta que mi padre estaba haciendo el casting de su ópera prima de ficción “Retrato de Teresa”, y fue a ver a Reynaldo para proponerle un papel que solo tenía una escena en toda la película. Papi trató de convencerlo diciendo que era una de las escenas más importantes del filme y que por eso necesitaba un “actor de fuerza”. Reynaldo se quedó pensando por un momento, hasta que le respondió al viejo: “Pastor, si tu necesitas un “actor de fuerza” ve a buscarlo al INDER” (Instituto Nacional de Deportes).
Mi carcajada del momento sirvió para que Reynaldo me diera un abrazo a modo de despedida y me pidiera, antes de marcharse, que lo siguiera teniendo en cuenta para cualquier otro proyecto que apareciera. Partió contrario a mí y, mientras caminaba hacia mi carro, pensaba en que ese hombre representaba lo que es ser un verdadero actor.
No importa lo que hubiera hecho, ni la admiración que la gente pudiera sentir, él tenía que seguir trabajando y por eso se ofrecía para cualquier proyecto en el cual yo lo pudiera involucrar. Mis elucubracionaes fueron interrumpidas por el propio Reynaldo que, aminorando la marcha de su carro para poder quedar a mi altura en la calle, me gritó: “¡Oye, y también hablo inglés!”.
En paz descanses Reynaldo, el mejor actor de Cuba.
RICARDO ACOSTA (CINEASTA)
Triste noticia y pérdida de uno de los grandes actores y mejor ser humano que ha tenido Cuba. Que Reynaldoirradie su luz y su duende en su viaje. Gracias por regalarnos tu gracia y tu talento por todos estos años.
ROSA MARQUETTI TORRES (ESCRITORA E INVESTIGADORA MUSICAL)
Una buena parte de mi vida transcurrió sabiéndolo ahí, no importaba la distancia: era, a no dudarlo, mi paradigma de actor, polifacético, convincente, cercano e inmenso a la vez.
Marcó a mi generación desde sus múltiples roles y desde esa certeza de congratularnos por haber compartido con él ese segmento de nuestras vidas que nos permitió admirarle y aplaudirle. Su enorme contribución, su excelencia son para siempre.
No se podrá escribir la historia del cine y la televisión en Cuba, sin su nombre, brillando como lo que fue y es: ¡¡¡uno de los más grandes!!!
ENRIQUE DEL RISCO (ESCRITOR E INVESTIGADOR)
Miravalles era “el rostro del cine cubano”.
Eso podremos decir a coro, pensando que durante las más de tres décadas que duró su reinado sobre la cinematografía local hubo muy pocas películas medianamente importantes que se le escaparan. O papel que no hiciera memorable con su voz estridente y sus ademanes desgarbados y, sin embargo, precisos.
Pero también –y en esto debo andar menos acompañado- Reynaldo Miravalles representa para mí la dignidad de la pantalla cubana, grande o chica. No solo la dignidad puramente profesional de su arte, sino de su humanidad. Piénsese que entre los personajes que encarnó fueron escasos los héroes. Lo suyo eran los seres que el mundo nuevo que se construía había condenado a la extinción: pícaros, buscavidas, alzados contrarrevolucionarios, burgueses arrinconados por los cambios sociales, campesinos que resistían con terquedad los planes con que la Revolución pensaba transformarles la vida. El hombre viejo, en suma.
Donde otros se conformaban con representar caricaturas para solaz ensañamiento de las nuevas generaciones, Miravalles le concedía a sus personajes la dignidad que por todos lados le negaban. Que el respeto por un principio básico en su profesión pueda extenderse a eso que llamamos humanidad no debe ser asunto trivial.
RAMÓN FERNÁNDEZ LARREA (ESCRITOR E INVESTIGADOR)
Miravalles es la cubanía.
Es la suma del teatro, el cine, la televisión y la radio. Y todos los registros: desde la comedia que hace saltar al corazón de risa hasta el drama que hace estremecer el corazón de susto y asombro.
Miravalles es la decencia y el honor.
Yo no sabía por qué hoy andaba triste, y mira.
JULIO CESAR GUANCHE (ESCRITOR E INVESTIGADOR)
Si lo “cubano” se ha representado muchas veces por tipicismos folklóricos, exotizaciones del guajiro, del negro, de la mulata, del oriental, y con ello se ha hecho reír y llorar impunemente a muchas generaciones de cubanos, la obra de Reynaldo Miravalles es un milagro rotundo: poder reconocer en él, en sus infinitas actuaciones, en sus gestos, en sus frases, en su mirada, lo cubano sin una sola barata concesión.
Fue la suya una mano, sincera y maestra, extendida a la profundidad de lo mejor que podemos ser.
Un artista en toda la extensión de la palabra, fue capaz de expresar a Cuba entera, en la alegría y en la tristeza, tremendas ambas, como tremendo fue él mismo: ¡Reynaldo Miravalles, cará!
MANUEL ZAYAS (CINEASTA, ESCRITOR E INVESTIGADOR)
Era gente de un carisma inconmensurable. Lo conocí en Alemania. Era humilde y con toda seguridad puedo decir que el mejor actor cubano. Era un cubano de los de antes, de alma guajira. Nadie se le parece.
DANAE C. DIÉGUEZ (PROFESORA E INVESTIGADORA DE CINE)
¡¡Murió Miravalles!! ¡¡¡Murió con él una parte del cine cubano!!! ¡¡¡Murió sin el Premio Nacional de Cine que tanto se merecía!!! Murió un actor grande de verdad… Melesio.
Mi Cuba: ¿cómo dejaste ir a ese hombre sin el premio que tanto merecía? No era solo un premio, era el gesto inmenso ante su grandeza, la humildad de una isla para saberle decir lo grande que era.
Triste noticia, descansa en paz, entre los grandes. ¡¡¡Los cubanxs de todas las generaciones te queremos siempre, gran Reynaldo Miravalles!!!
IDANIA MACHADO (ACTRIZ)
Siento tristeza por la pérdida de un Maestro, de un actor con un registro impresionante que podía hacer un villano, pasar por la comedia y demostrar que no hay personaje pequeño con ese último personaje del abuelito desesperado que llora la muerte de su nieto en una escena memorable en “La casa vacía”.
Siento consuelo porque vivió 93 años, fructíferos 93 años, y si el cielo existe él debe ir para allá, y si el cielo existe ahí debe estar mi padre para cuando entre y diga: “buenas por aquí, llegó Melesio“. Ese personaje inolvidable que le cambió el nombre a Miravalles por el del guajiro terco que no quería dejar su tierra para irse a la zona urbana. Personaje que trascendió ese espacio y lo acompañó el resto de sus días en el cariño de su público.
Mi papá se va a divertir, ya llegó su guajiro favorito. Toda la paz para Usted, Reynaldo Miravalles.
EMAN XOROÑA (ACTOR)
Tuve el gran privilegio de trabajar “face to face” con el diamante José Antonio Rodríguez y con el místico Vicente Revuelta, y con el “epatante” Roberto Blanco.
Siempre me dije que necesitaba al exquisito Miravalles para completar la “teatrología necesaria”, y así hacer conmigo el Número Cinco para mi consumo personal.
Reinaldo Miravalles siempre fue para mí un ejemplo brillante del instinto que tiene que tener un actor, independientemente de las escuelas de arte, por las que cursé o no. Como todo gran actor tenía eso: destilaba un talento gentil, una ingeniosa realeza, sin perder nunca autenticidad. Él ha sido uno de mis patrones de conducta escénica preferidos.
JORGE FERDECAZ (ACTOR)
Era yo pequeño y no entendía la inclusión de tamaño guajiro en una serie televisiva. Pasaron años hasta que descubrí que era un actor que se transformaba de tal manera. Luego llegó mi afición, mi pasión.
No sé las veces que me senté a verlo jugar ajedrez en el Club Capablanca , ese de la calle Infanta, yo que no sé mover un peón. Yo solo quería verlo, escucharlo, estar cerca de ese hombre que para mí fue paradigma.
Cuando recuerdo a Miravalles no pienso en el actor tan grande que era, yo lo siento más como un símbolo de nuestra isla, como el tocororo, como las palmas. ¡Qué vergüenza lo del Premio de Cine!
Cuba de luto, se nos fue el Rey.
AUDRY GUTIÉRREZ ALEA (ACTRIZ)
Reynaldo Miravalles ha sido y es una leyenda del cine cubano. Como actor brillante de gran versatilidad, también como ser humano que conectaba con todos por su sencillez, muy cercano desde el corazón, la humildad y su cubanía. Nos dio siempre esa sonrisa que perdurará eternamente.
Mi padre tuvo el lujo de trabajar con él, así como otros realizadores, y siempre fue brillante, desde sus personajes de “Las doce sillas” hasta el gran empresario en “Los sobrevivientes”, y otros personajes que mostraron cuán multifacetico era.
Vivió larga vida y plena, rodeado de sus seres queridos, y mantuvo siempre la sencillez y la bondad. Así le recordaremos en cada uno de los momentos que marcaron nuestra historia .
JORGE LUIS SANCHEZ NOYA (ACTOR)
Uno de los actores más versátiles y completos que ha tenido Cuba en muchos años y a través de numerosas generaciones.
Tuve el enorme privilegio de debutar como actor en el cine junto a él en el largometraje “Alicia en el Pueblo de Maravillas” de Daniel Díaz Torres, y es una de las experiencias más hermosas de mi carrera. Conversar con Reynaldo fuera de cámaras era una clase en todos los sentidos…
Descanse en Paz
LILY SUÁREZ RODÉS (CINEASTA)
La primera imagen que tengo de él es en “Los pájaros tirándole a la escopeta”. Quizá antes lo vi, pero él tratando de enfriar la leche provocó una de mis primeras carcajadas en el cine cubano, siendo todavía una adolescente. Nunca pude trabajar con él, me hubiera encantado.
La gratitud inmensa a un maestro increíble de la escena y el arte cubanos. Estoy en Buenos Aires y le cuento a los cubanos que están por acá, y todos dicen: ¡qué tristeza, un actorazo!
Ovación cerrada para ti, Reynaldo. ¡Gracias!
LÁZARO GONZÁLEZ GONZÁLEZ (CINEASTA)
Nunca lo vi en el teatro ni en la televisión, porque ya él estaba “afuera” cuando yo nací, allá por el Período Especial.
Supe de él, claro está, por “Las doce sillas”, “Los sobrevivientes” y, sobre todo por la maldita “Alicia en el pueblo de maravillas”. Por tanto, soy de una generación que no lo vio crecer, pero sí lo concebía también como referencia ineludible. Y eso lo tuve más claro cuando, por primera vez en mi vida, vi que todo el público dentro del cine Yara se ponía de pie para ovacionar frenéticamente a Miravalles durante el estreno de “Esther en alguna parte”.
Ahí me di cuenta de que a los grandes artistas no los puede silenciar nada ni nadie. Ni la muerte.
YIN PEDRAZA GINORI (DIRECTOR DE TV, ESCRITOR Y COMPOSITOR)
El más grande, el más cubano, el más creíble, el mejor y más completo.
Hoy, al saber que se nos ha ido, todos nos lanzamos a recordar su memorable presencia en nuestro cine, la verdad que nos entregó en sus personajes de “El Rancheador”, “Las doce sillas”, “Los pájaros tirándole a la escopeta” y “Alicia en el pueblo de las maravillas”.
Y llevaremos siempre en el recuerdo el estremecimiento que nos produjo a todos los cubanos aquellas tres palabras que, dichas como él las dijo encarnando a Cheíto León en “El hombre de Maisinicú”, se convirtieron en la línea de diálogo más amenazante que se ha escuchado nunca en una pantalla cinematográfica: “¡Alberto Delgado, cará!”
Pero Reynaldo Miravalles, el inmenso, también nos pertenece a los que somos de televisión. Lo reivindicamos como nuestro patrimonio legítimo porque él fue uno de nosotros. Desde los estudios de 23 y M, Mazón y San Miguel y el Focsa, iluminadas con su arte, las cámaras llevaron su figura y su maestría hasta los hogares.
En la memoria televisiva se incrustaron allá por los años 50 su detective de “El hombre flaco”, que le ganó el premio al mejor actor del año, sus dramáticos en el Canal 4 y su éxito como presentador de concursos. Y después del 59, sus decenas de personajes diferentes en “Teatro ICRT”, “El Cuento” y “Grandes Novelas”, su perfecto Sherlock Holmes y su socarrón y profundo Melesio Capote, el guajiro más guajiro de todos, el que hizo reír hasta a las piedras.
Adiós Cheíto. Adiós Melesio. Adiós Señor Actor.
CARLOS OTERO (CONDUCTOR DE TELEVISION)
Amigos, fallece en La Habana el más grande de todos, Don Reynaldo Miravalles.
La noticia quebró mi corazón. Te quiero tanto que no puedo creerlo, maestro.
Gracias por tu amistad, consejos y brillantes actuaciones. Gracias por tu ejemplo y grandeza.
Te quiero.
ROBIN PEDRAJA (CEO VISTAR MAGAZINE)
Es un nombre de culto para el cine y la televisión en Cuba, más por mis padres y abuelos que por mí, ya que soy muy joven y no tuve oportunidad de disfrutarlo tanto como ellos.
Ojala lleguen al final de sus días muchos actores como lo hizo él, a base de talento y entrega por su trabajo.
FILMOGRAFIA DE REYNALDO MIRAVALLES
1955 Papa Lepe, dirigida por Antonio Graciani
1960 Historias de la Revolución, dirigida por Tomás Gutiérrez Alea
1961 El joven rebelde, dirigida por Julio García Espinosa
1962 Las Doce Sillas, dirigida por Tomás Gutiérrez Alea.
1963 Preludio II, dirigida por Kurt Maetzig.
1971 Una pelea cubana contra los demonios, dirigida por Tomás Gutiérrez Alea.
1973 El Hombre de Maisinicú, dirigida por Manuel Pérez
1976 Rancheador, dirigida por Sergio Giral
1978 El recurso del método, dirigida por Miguel Littin
1978 Los sobrevivientes, dirigida por Tomás Gutiérrez Alea
1979 La viuda de Montiel, dirigida por Miguel Littin
1981 Polvo Rojo, dirigida por Jesús Díaz
1982 Alsino y el Condor, dirigida por Miguel Littín
1983 El Señor Presidente, dirigida por Manuel Octavio Gómez.
1984 Los pájaros tirándole a la escopeta, dirigida por Rolando Díaz
1985 Tiempo de morir, dirigida por Jorge Alí Triana
1985 El corazón sobre la tierra, dirigida por Constante (Rapi) Diego
1985 De tal Pedro tal astilla, dirigida por Luis Felipe Bernaza
1988 Vals de la Habana Vieja, dirigida por Luis Felipe Bernaza
1991 Alicia en el pueblo de Maravillas, dirigida por Daniel Díaz Torres
1992 Mascaró, el cazador americano, dirigida por Constante (Rapi) Diego
1994 El reino de los cielos, diridida por Patricia Cardoso
1994 Quiéreme y verás…, diridida por Daniel Díaz Torres
1998 Aguamarina, diridida por José Antonio Ferrara.
2003 Dreaming of Julia, dirigida por Juan Gerard
2003 El Misterio Galíndez, dirigida por Gerardo Herrero
2008 Cercanía, dirigida por Rolando Díaz
2013 Esther en alguna parte, dirigida por Gerardo Chijona
2015 La casa vacía, dirigida por Lilo Vilaplana
Publicado originalmente por Manuel Iglesias en ELCINEESCORTAR
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