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El transporte urbano en la localidad holguinera de Mayarí pasa por una situación crítica después que el Gobierno de Cuba ordenara a los cocheros bajar el precio a mitad desde el pasado 1 de octubre.
Según 'Diario de Cuba', esta medida ha llevado a estos cuentapropistas a poner en marcha una especie de huelga solapada en una localidad donde más del 8 por ciento del tráfico se lleva a cabo con coches tirados por caballos.
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"El principal problema es que no da negocio trabajar así", confiesa un cochero ante la nueva política de tarifas.
Los vaivenes en los precios por parte de las autoridades cubanas se ha convertido en todo un quebradero de cabeza para este sector de servicios particulares. De hecho hace varios años los precios pasaron de uno a dos pesos cuando Raúl Castro puso en marcha la ley de la oferta y la demanda en los medios de transporte privados.
Aquella decisión implicaba un duro golpe para los bolsillos de los trabajadores, que veían como cogiendo un solo coche se gastaban hasta un 25 por ciento de sus salarios.
Desde el ejecutivo de la mayor de las Antillas optaron por regular, de nuevo, los precios y marcar de cerca al transporte público. En este sentido los dirigentes de Mayarí comunicaron a los cocheros que tenían que bajar las tarifas y, a cambio, se les modificaba el régimen de impuestos a uno más bajo que no paga el 10%. Desde ese momento sólo debían afrontar el coste de los permisos y la piquera.
Además del cambio forzado en las cantidades a cobrar a los usuarios, el Gobierno alertó que "suspendería la licencia a los cuentapropistas si no se presentaban a trabajar con los nuevos precios", en un hecho que trataba de evitar una huelga masiva de cocheros. La vía de la protesta silenciosa se ha quedado como la única alternativa para ejercer un poco de presión sobre los dirigentes del país.
Los cocheros denuncian el sobrecoste para mantener a los caballos
El problema para los cocheros de Mayarí no es simplemente que la imposición de esta bajada de precios repercute claramente en sus negocios, sino que además deben de hacer frente a los sobrecostes para mantener a sus caballos.
"Si el Estado al menos nos vendieran la miel, los clavos de errar, las sogas, pero nada… Todo tenemos que comprarlo a sobreprecio en la calle, y cada vez cuesta más", denunció uno de los trabajadores para el citado medio.
En la misma línea se expresó Ramoncito que aseguró que lo mejor "sería cobrar un peso, para que la gente lo hallara más barato, pero los caballos tienen que trabajar el doble para hacer el diario de 100 pesos, y la miel está cada vez más cara".
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