Concidiencia histórica: el muro de Berlín y Donald Trump

La caída del Muro de Berlín ocurrió en la misma fecha en que resultó electo un Presidente que quiere mandar a construir otro.

Muro México Donald Trump © El Diario NY
Muro México Donald Trump Foto © El Diario NY

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Este artículo es de hace 8 años

Las cabronas veleidades de la historia. Un 9 de noviembre de 1989 cayó el Muro y un 9 de noviembre, veintisiete años después, se oficializa la elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, alguien que llega al cargo político más importante del mundo con un discurso que, en su centro, promete justamente la construcción de otro muro.

El muro que cayó y el muro que se piensa construir son las fronteras, concretas y simbólicas, del comienzo, el desarrollo, el auge y la crisis del modelo neoliberal en Occidente tal y como lo conocemos hasta hoy.


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El muro de Berlín, que separaba la parte oeste de la ciudad de la parte, y que se convirtió en la expresión más alta de la Guerra Fría entre la Europa Oriental o comunista y el mundo Occidental y capitalista, medía unos 155 kilómetros y, en el momento del derrumbe, la pared de hormigón fluctuaba entre tres y cuatro metros de altura.

El muro de Trump en la frontera sur, que pretende separar a los Estados Unidos de México, aún no sabemos cuán alto será, pero sí tendría que construir a lo largo de más de tres mil de kilómetros y a través de valles y montañas y desiertos, una verdadera locura.

El muro de Berlín se construyó para impedir que los ciudadanos de la RDA pasaran a la Alemania Federal.

El muro de Trump se va a construir para evitar que los emigrantes latinoamericanos entren ilegalmente a territorio estadounidense.

El muro de Berlín cayó desde de que Gunter Schabowski, encargado del Politburó en la RDA, anunciara ante la perplejidad general que las fronteras quedaban abiertas para todos los ciudadanos que quisiesen pasar al Berlín Occidental.

El muro de Trump, en realidad, parece irrealizable, ninguna pared de proporciones tan colosales debe levantarse en la frontera sur de los Estados Unidos, mucho menos pagada por los mexicanos, tal como el megalómano de Trump anunció que sucedería.

Sim embargo, una política de mano dura contra los indocumentados sí es algo que está al alcance del mandatario recién electo y una de las piedras angulares del discurso tremendista que lo ha llevado al poder.

El 9 de noviembre va a quedar como una fecha de realidades encontradas. Una fecha liberadora y, por otra parte, puede ser el principio de una página negra de exclusión y xenofobia.

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