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Son muchos los cubanos que residen legalmente en los Estados Unidos y que reciben servicios médicos en Cuba, cuyo monto, en caso de recibirlos en su país de residencia, ascendería a cifras de tres y cuatro números.
Los casos de Olga, Mercedes y Osmany, que refleja el diario Cubanet en un artículo escrito por el periodista Ernesto Pérez Chang, son apenas un botón de muestra.
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Mercedes, por ejemplo, recibe tratamiento en Cuba para una enfermedad que, si quisiera tratar en los Estados Unidos, no tendría manera de costearse. Ella puede, incluso, conseguir medicamentos regulados por tarjeta en la Isla, como son los hipertensores y los fármacos dirigidos a combatir enfermedades cardiovasculares.
Un pomo de captopril de 25 mg, que en Estados Unidos vale alrededor de 45 dólares, en Cuba se consigue con "centavos de dólar".
Mandy, cienfueguero residente en Louisiana, tuvo que pagar más de 12 mil dólares por un dolor cardiovascular y una inyección intravenosa.
"Con ese precio -cuenta Mandy- me hubiesen hecho nuevo a mí, a mi esposa y a mis dos hijas en Cuba; pero cuando duele, y es de emergencia, hay que morder".
Los ejemplos sobran. El articulista de Cubanet se pregunta: "¿Demasiado peso para el sistema de salud?"
Ana María, médico con más de treinta años de experiencia, asegura que "estos casos (...) están repercutiendo negativamente en el sistema de salud" (...) pero "no sabes quién reside fuera y quién no."
En Cuba no existe un sistema automatizado con la actualización de los registros migratorios.
Juan Carlos, cardiólogo de un hospital de la capital cubana, "aunque no admite recibir sobornos por sus servicios, reconoce que son decenas los casos de cubanos no residentes que son atendidos a diario", reporta Cubanet.
"Puedo tener varios casos en el día. Los traen las enfermeras, las recepcionistas, amigos, vecinos u otros colegas de otras especialidades, te piden el favor y terminas atendiéndolos porque uno hace lo mismo. (…) Yo no cobro pero no descarto que otros lo hagan porque a mí me han propuesto dinero, regalos y esa es la mecánica. (…) Son cubanos igual que uno, pero uno entiende que el dinero les facilita un tratamiento preferencial, y al mismo tiempo están consumiendo recursos que les corresponden a los cubanos que residen en Cuba. (…) No es un asunto político, ni de discriminación, es un problema de sacar cuentas y ver que no es sostenible."
Yo no cobro pero no descarto que otros lo hagan porque a mí me han propuesto dinero, regalos y esa es la mecánica
El autor del artículo, Pérez Chang, asegura que "la composición etaria y el incremento de la emigración cubana conducen a pensar en un posible aumento de la cantidad de aquellos que más tarde, luego de obtener la residencia, retornan regularmente a Cuba por asuntos de salud y se torna preciso calcular qué beneficios o perjuicios representan para la economía cubana."
Y reconoce que "es preocupante que no existan estudios (...) que vinculen los datos migratorios con otro tipo de estadísticas del sector de la salud que ayuden a calcular los efectos de este fenómeno en una economía en proceso de reformulación y un sistema de salud debilitado."
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