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Una pastilla que se congeló, una pistola que funcionaba a la perfección y que se engatilló, un camarógrafo que se amedrentó a última hora. Estas fueron algunas de las causas que frenaron planes concretos de la CIA para eliminar físicamente al gobernante cubano Fidel Castro Ruz.
Fabian Escalante, ex jefe del servicio secreto cubano, y quien durante años estuviese encargado de proteger a Fidel Castro, asegura en un libro de su autoría que "fueron más de 634" los planes de la CIA.
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Historiadores, exiliados y ex agentes de la CIA han refutado tan exagerada cifra.
Los siguientes tres ejemplos con los que la CIA intentó eliminar a Fidel no son los únicos, pero son los más recordados.
LA PASTILLA EN EL HELADO.
Fidel Castro acostumbraba a visitar regularmente un bar en un famoso hotel de la Habana para cenar y solía pedir de postre un helado.
En otro libro escrito por el propio Escalante, se narra que Polita Grau Alsina, hermana del ex presidente cubano Ramón Grau San Martín, contactó y convenció a uno de los trabajadores regulares del hotel para que envenenase a Fidel, usando unas píldoras específicas. El hombre estuvo de acuerdo y guardó las píldoras en el congelador. Pero, para el día del plan, ya las pastillas se habían congelado y adherido al fondo del refrigerador, abortando el atentado.
EL BOLIGRAFO CON INYECCION LETAL.
En la década de 1960, la CIA contactó a un alto funcionario cubano cercano a Fidel para que le regalara un bolígrafo en el que habían insertado una aguja hipodérmica con veneno letal, tan fina que Fidel no podría siquiera darse cuenta del pinchazo. El mecanismo se accionaría en el momento en que Fidel fuera a utilizar la pluma. Al parecer, el funcionario cubano no estuvo de acuerdo con el plan, pues, de descubrirse, podría ser fácilmente desenmascarado y, con seguridad, ajusticiado.
EL TRAJE DE BUZO ENVENENADO.
Como Fidel era un gran amante de la pesca submarina, la CIA planeó hacerle llegar un traje contaminado con una bacteria letal.
También planearon colocar una cápsula explosiva en el traje y envenenarle el tanque de buceo con un hongo causante de una enfermedad mortal en la piel.
La CIA llegó a preparar el traje, pero este nunca alcanzó de Fidel, justo como cierta cajetilla de cigarrillos a la que pensaba inyectársele toxina botulínica, lo que provoca la muerte de manera fulminante.
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