El secretismo sobrevive a la muerte de Fidel Castro

El gobierno cubano, apoyado por el partido comunista y, por supuesto, la prensa oficialista, está ejerciendo un control férreo sobre la información que se difunde de la muerte del ex presidente, Fidel Castro.

Desde el escueto anuncio de la muerte de Fidel por parte de su hermano, el presidente Raúl Castro, tan sólo se han comunicado de manera oficial el decreto de 9 días de luto nacional y la programación de actos para homenajear la memoria de Fidel.

Pese a que esta situación se reviste de cierta normalidad en un país caracterizado por la censura informativa y la prohibición de la libertad de prensa, resulta llamativo que aparezca en la prensa oficial “Comisión Organizadora del Comité Central del Partido, el Estado y el Gobierno para las honras fúnebres del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz”, sin que se dé ningún dato sobre ella.

¿Se tratarán los detalles de su entierrro con la misma falta de transparencia que se ha puesto de manifiesto en el tratamiento informativo de las circunstancias de su muerte?

El secretismo habitual que ha rodeado tanto a la figura de Fidel como a su vida privada y su enfermedad, convertida en secreto de estado, hacen pensar que quizás no sean estas las únicas circunstancias en que la falta de información y el ocultamiento sean los protagonistas.