Son hermanos, ambos comparten el apellido CASTRO ―objeto de maldición para cientos de miles de cubanos en todo el mundo― sin embargo, hay quienes procuran establecer una diferencia en lo relativo a sus respectivos papeles en la Isla.
Sucesor de Fidel a partir del año 2006, y nombrado oficialmente Presidente en febrero de 2008 y primer secretario del PCC (abril de 2011), Raúl Castro fue durante décadas el segundón, aquel del que todos comentaban que le faltaba carisma, verbo, apariencia física y le sobraba vozarrón; ese que los cubanos siempre asociaban sólo a sus discursos militares.
Sin embargo, ya lo sentencia el dicho; “no van bien los de alante si los de atrás corren bien”, y lo cierto es que una vez en el poder, Raúl alivió varias prohibiciones, actitud que le ha granjeado en el interior de la Isla cierto grado de simpatía entre los seguidores “pragmáticos” del régimen cubano.
En tal sentido, no son pocos los que en los últimos tiempos insisten en recordar que Raúl Castro ha llegado a matizar, suavizar o, simplemente, eliminar medidas emblemáticas de Fidel.
De todas las medidas gestionadas por Raúl, la más importante, tal vez, es que ha abierto el espacio al sector privado en la economía de la Isla, algo impensable en tiempos de su hermano.
Aunque el menor de los Castro ha precisado que sus reformas son una mera “actualización” del modelo socialista, la esencia capitalista gravita en una ley que a nadie se le hubiera ocurrido plantear en Cuba hace 20 ó 30 años, bajo riesgo severo de destitución o censura (en caso de provenir la sugerencia de un cargo público).
El otro paso raulista más significativo ha sido el restablecimiento de relaciones con EE.UU., que alcanza un segundo lugar porque, de cara al impacto real sobre la vida de los cubanos, ha sido más modesto su alcance, al menos hasta ahora.
Otro ejemplo es que Raúl Castro eliminó símbolos como el Ministerio del Azúcar, y lo sustituyó por un conglomerado empresarial, aunque de corte estatal.
Al mismo tiempo, el eterno militar no ha olvidado a los suyos, a los de siempre, y se ha encargado de ir militarizando puestos de importancia en todas las áreas claves del país, la última de ellas Habaguanex S.A., sensible por ser hasta ahora terreno exclusivo de Eusebio Leal, el historiador venerado por las masas.
Raúl Castro ha permitido a los cubanos adquirir celulares y computadoras, alquilar autos, hospedarse en hoteles y viajar al exterior.
Nunca se llegó a filtrar que hubiera significativas discrepancias entre Fidel y Raúl; el hermano pequeño siempre fue rey de su dominio: las FAR; y supo mantener una discreción que se consumó en algunos momentos públicos de unión familiar, como el célebre reencuentro en Cinco Palmas.
Una vez en el poder, a propuesta de Raúl Castro, el VI Congreso del PCC aprobó en abril de 2011 más de 300 “lineamientos” para potenciar el sistema económico de la Isla; ello en un país donde Fidel Castro había nacionalizado en 1968 hasta los pequeños negocios de barrio.
Pero, ¿qué más ha hecho Raúl Castro?
-Ha procurado potenciar la agricultura, para lo cual ha entregado en usufructo más de 1,4 millones de hectáreas ociosas a más de 163.000 agricultores privados y cooperativas, a las que autorizó vender directamente sus productos a los hoteles.
-En enero de 2013 puso en vigor una reforma migratoria que acabó con las restricciones para viajar al exterior.
-Otra reforma entró en vigor el 1 de enero de 2012 para convertir a empleados de empresas estatales de servicios en trabajadores privados.
-Reintrodujo en 2011 los créditos bancarios y quitó subsidios creados por su hermano.
Lo que faltaría saber es si realmente las reformas de Raúl Castro han sido una expresión natural de su personalidad, o si por el contrario han sido giros y medidas que ha tenido que ir tomando a regañadientes, obligado por el contexto y asediado por consejeros económicos.
Raúl Castro reaccionó ante el reto propuesto: ese situado a mitad de camino entre el sentido histórico y el sentido común; reaccionó, ahogado por las circunstancias de una Isla que, sin reformas, se iba definitivamente a pique.
Ojo, Raúl Castro también ha negado públicamente la existencia de presos políticos en un país pródigo en ellos, y donde la disensión política todavía se castiga. No obstante, habrá quienes sigan pensando que el patito feo de los hermanos Castro, se ha convertido en cisne.
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