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La Habana, 28 nov (EFE).- La capital cubana, la Habana, se apresta desde el viernes pasado para acoger a las numerosas delegaciones internacionales que en las próximas horas llegarán para despedir al líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz.
Hoy comenzó el tributo por parte de los cubanos al ex gobernante cubano, fallecido el 25 de noviembre a los 90 años tras una década retirado del poder, pero los mandatarios y personalidades arribados de otros países no lo harán hasta mañana, en un acto que se espera sea multitudinario.
Hasta el momento han confirmado su asistencia al acto de este martes unos veinte presidentes y primeros ministros de todo el mundo, a los que se sumarán delegaciones encabezadas por autoridades de menor rango como presidentes de Parlamentos y ministros de Exteriores.
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Como se esperaba, allí estarán los aliados ideológicos, algunos también económicos, de Cuba: los boliviarianos presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro; Bolivia, Evo Morales; Ecuador, Rafael Correa; y Nicaragua, Daniel Ortega.
De la región llegarán asimismo los mandatarios de Colombia, Juan Manuel Santos; México, Enrique Peña Nieto; Panamá, Juan Carlos Varela; El Salvador, Salvador Sánchez Cerén; y Honduras, Juan Orlando Hernández.
El rey emérito de España, Juan Carlos; el primer ministro griego, Alexis Tsipras; el presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, y el gobernador general de Canadá, David Johnston, son otros de los dignatarios que acudirán a despedir a Castro.
También confirmaron su asistencia varios vecinos gobernantes caribeños, así como los líderes de Namibia, Guinea Ecuatorial, Uganda y Zimbabwe, lo que ilustra la estrecha e histórica relación de Cuba con los países africanos, a los que Fidel apoyó en momentos críticos con el envío de tropas unas veces, y de médicos otras.
Pero también hay ausencias llamativas, como la del presidente ruso, Vladímir Putin, que adujo "problemas de agenda" y no estará presente en la despedida de Castro, el revolucionario que con la ayuda de la extinta Unión Soviética convirtió a una isla caribeña en punta de lanza del comunismo a escasos kilómetros de Estados Unidos.
Para recibir a todos los invitados, mientras la población se despide del expresidente en la Plaza de la Revolución, prosiguen en otros puntos de La Habana los frenéticos preparativos.
Los turistas que se alojaban en los mejores hoteles de la ciudad han sido desalojados y reinstalados en el balneario turístico de Varadero para poder ofrecer habitaciones a las delegaciones que llegan, indicó a Efe una fuente de ese sector.
Estos días es casi imposible lograr habitación en la capital cubana, tomada también por batallones de periodistas llegados a la isla para cubrir la muerte del barbado líder. Aún no hay cifras oficiales, pero son miles.
El aluvión de informadores que aterrizó en Cuba ávido de contar el momento histórico desbordó todas las previsiones, y los funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores que atienden habitualmente a la prensa internacional han hecho jornadas maratonianas para acreditarlos a todos.
Los colegios han suspendido las clases de mañana, en parte para facilitar que los niños puedan participar en las honras fúnebres, pero también porque los cortes de calles dejarán la ciudad intransitable durante unas horas.
Está previsto que el acto institucional comience a las 19.00 hora local (00.00 GMT), aunque esa es la única información que han adelantado hasta ahora las autoridades cubanas.
Al día siguiente, miércoles, las cenizas de Fidel Castro dejarán La Habana para iniciar un recorrido de cuatro días hasta la ciudad de Santiago, en la otra punta de Cuba, en una caravana que reproduce a la inversa el camino triunfal que siguieron el exmandatario y los barbados insurrectos tras el triunfo de la Revolución en 1959.
El entierro de los restos de Castro tendrá lugar el domingo, 4 de diciembre, en el cementerio santiaguero de Santa Ifigenia, donde también reposan los del prócer cubano José Martí.
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