Fallece el tricampeón mundial Adolfo Horta, "El Hombre del Boxeo Total"

Nació el 13 de octubre de 1957, y así - quizás - muchos comenzarían a contar esta historia.

Tal vez alguien también sepa que era oriundo de Camagüey, de Morón cuando era tierra agramontina, y quienes lo conocieron desde que era niño y vivía en el Reparto Florat, dirán que no le gustaba mucho aquello de entrarse a pescozones en el barrio por simple divertimento, hasta que tanto embullo lo llevó a las manos del "Hueso", su primer entrenador, y de allí, 4 años después ya teníamos todo un campeón.

Probablemente también, porque en este vida los hay con muy buena memoria, recuerden que en su primera gran competencia, en un torneo Internacional de Boxeo "Giraldo Córdova Cardín" salió por la puerta más estrecha; aunque si lo recuerdan bien, deberán decir que causó una muy grata impresión aquel moreno estirado, de nariz hosca a los guantes rivales, que entraba, salía y volvía a entrar; y que lo hacía siempre que le daba la gana.

Otros contarán que él, Adolfo Horta, peleaba "su propio plan"; pero es que en realidad, él era un plan en sí mismo, y derrotarle era otro. Por eso, la confianza de Alcides, la medalla segura, las lágrimas tras la derrota en la final de Moscú 80 ante un alemán que no le llegaba ni a la cintura en calidad.

Yo lo recuerdo cuando ya no existía para mí ese otro grande llamado Douglas Rodríguez.

En esos años, después del Mundial de Boxeo en La Habana, la versión más cercana que tuve de Douglas eran Horta y Emilio Correa. Tal vez pudiera decir lo mismo de Andrés Aldama, de Sixto Soria, o de Stevenson, pero los guapos de verdad, aquellos dos que se rompían el pecho a trompones eran Correa y Horta. Y Angel Herrera, contra quien Horta alguna que otra vez se enredó a los guantazos entre las cuatro esquinas.

Lo recuerdo... Horta, el victimario de Jesús Sollet, otro grande del boxeo cubano, fajador, guapo como él solo, pero que nunca pudo sacar las manos tan rápido, ni esquivar los golpes con tanta astucia, ni mover el torso de izquierda a derecha, y girarlo...

Y entrar, y salir, y volver a entrar y salir nuevamente.

Por eso Horta ganó 3 Campeonatos Mundiales en 3 divisiones distintas (54, 57 y 60).

Los ganó cada 4 años, así que saquemos la cuenta más sencilla del mundo: Adolfo Horta, dominó el escenario boxístico mundial durante doce largos años, tiempo en el cual pocos sobrevivieron a sus andanadas de golpes.

Nunca más en los cuadriláteros cubanos se vio una sombra como la suya en las llamadas tres distancias del boxeo. Quizás, lo que más cerca hayamos tenido de la perfección, Mario Kindelán y Guillermo Rigondeaux, eran más cautelosos. Igual de hábiles sí, pero de técnicas diferentes.

Horta fue un paladín en los años que los cubanos se batían al dale y que no te den; no ahora, en que todo - salvo muy raras excepciones - se ha vuelto un ballet, o "una esgrima" como el propio Horta lo calificaría años después.

Nació el 13 de octubre de 1957, y murió el 28 de noviembre del 2016, pero la historia de Adolfo Horta, quien un día fuera llamado "El Hombre del Boxeo Total" no puede contarse así, entre dos certeras fechas. porque el hombre que ingresó hace unos días al Hospital Provincial de Camagüey, no era un hombre común. Era una de las leyendas vivientes del boxeo cubano.

¿O no?

Horta fue más que eso. No por gusto los padres le hablaban a sus hijos de Horta, y los padres que antes eran niños querían fajarse como él, y la gente se sentaba en el televisor a verlo. A verlo dar y que no le dieran. Y dar golpes siempre, entrando, saliendo, volviendo a entrar, y volviendo a salir.