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Al borde de que se cumplan siete días de la muerte de Fidel Castro, los acontecimientos que se han ido produciendo desde el pasado sábado han dejado claro que la figura del ex dirigente, más allá de las fronteras de Cuba, ha escapado a la indiferencia.
Tras más de 50 años al frente de la mayor de las Antillas, los odios y simpatías que ha despertado se trazan con una proporción similar en la esfera de las emociones.
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Las primeras reacciones al anuncio del deceso proclamado por su hermano Raúl Castro fueron un claro indicador de estas relaciones amor-odio. Mientras que en Miami se amontonaban cientos de cubanos para celebrar el fallecimiento, en muchos puntos del territorio cubano las lágrimas han sido la tónica habitual a lo largo de estos días.
El Salvador niega el minuto de silencio por Fidel Castro
Las palabras tibias tampoco han llegado al ámbito político, con el desfile de dirigentes de Venezuela, Bolivia, Nicaragua, México hasta La Habana para asistir al sepelio del ex mandatario comunista. En el Parlamento de El Salvador se ha rechazado conceder un minuto de silencio en memoria del mayor de los hermanos Castro. La petición del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) sacó 32 votos a favor de un total de 84 diputados.
En este país centroamericano, sin embargo, sí que han querido rendir tributo a los 71 muertos que dejó el accidente aéreo del Chapecoense brasileño en Colombia.
Una reacción que ha tenido su continuación en Francia, donde sí que se optó por el minuto de silencio, pero en este caso en memoria de las víctimas que deja el ex mandatario caribeño. "Quisiera ofrecer un poco de mi tiempo de palabra a la memoria de las víctimas de Fidel Castro pidiendo a nuestros colegas que mantengan un momento de silencio", explicó a 'AFP' el senador Claude Malhuret.
El parlamentario galo hizo referencia a los fallecidos, ejecutados y encarcelados que dejó Fidel Castro, al mismo tiempo que recordó la situaciones de desigualdad social y económica que se viven en Cuba.
Pero fuera de la escena política internacional, también quedará guardada en la retina las largas colas de cubanos acudiendo a la marcha fúnebre del ex comandante. Entre el odio y el reconocimiento, entre la alegría y la tristeza y con el recuerdo que tardarán en olvidar los migrantes destinados a buscar fuera de Cuba un futuro mejor.
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